Innovación: que nadie vaya a por la rubia

Es famosa esta escena de la película «Una mente maravillosa», en la que se cuestiona la tesis de Adam Smith.

John Nash, el premio nobel, formuló su: «para conseguir el mejor resultado cada miembro del grupo debe hacer lo mejor para él mismo y para el grupo»

Ese es un problema para la innovación competitiva dentro de un sistema regulado, cuando se intentan solucionar problemas que afectan a todos.

Los modelos de gestión de la I+D+i, especialmente en el ámbito tecnológico, exigen competición entre grupos: secreto, patentes, desarrollo, financiación, comercialización…

Aunque la innovación es importante para la supervivencia de los sistemas, a la vez trae sus problemas, tal como describió Nicholas Negroponte:

«La innovación es ineficiente. Con frecuencia, es indisciplinada, siempre lleva la contraria y es iconoclasta; se realimenta con la confusión y la contradicción.

En pocas palabras, ser innovador es todo lo contrario de lo que la mayoría de los padres quieren para sus hijos, los consejeros delegados para sus compañías y los jefes de estado para sus países.

Los innovadores son insoportables.

Y, sin embargo, sin innovación estamos condenados – por aburrimiento y por monotonía – a la decadencia«.

Saber hacer bien lo correcto

Muchos somos los que no estamos contentos con cómo se hacen las cosas. Sin embargo, no todos eligen luchar por cambiarlas. Otros proponen más de lo mismo. Repartir, prohibir, regular, incentivar, apoyar.

Algunos políticos, nuevos en la arena, tienden a creer que ellos son muy listos. Y que los «malos» son muy tontos. Nada más lejos de la realidad.

Cambiar no es fácil. Ya lo dijo Maquiavelo. Porque el que manda no quiere dejar de hacerlo. Y el que no manda, no tiene claro si en el nuevo orden mandará. O si, de nuevo, volverá a perder.

Dice Elvira Lindo, hoy en el El País, que a los humanos nos gusta poseer. Cierto. Lo que pasa es que actualmente nos gusta poseer cosas: dinero, casas, coches, smartphones….

Sin embargo, no somos capaces de desear, buscar, conseguir y celebrar la sabiduría. Y aún menos, la sabiduría práctica.

Cerrar el ciclo de la vida: sueños de la infancia

Randy Pausch fue, sin duda, un ejemplo excepcional de como algunos se enfrentan a la muerte.

A la certidumbre de que todo se acaba.

A la incertidumbre de qué pasará en la vida de los demás después.

Este hombre, en sus últimas charlas, nos dio un ejemplo de como vivir y disfrutar del «hoy».

Los sueños, los sueños de la niñez, cuando se completan, cierran el ciclo de la vida.

¿Cuál es su sueño de infancia?

Guerra al cáncer mediante citotoxicidad: anatomía de un fracaso

Lo confieso, soy cirujano. Y eso hace que mis interlocutores se inclinen a pensar que mis apreciaciones están muy sesgadas, no sin cierta razón, por la tradicional ausencia de materia gris, formación médica y cultura cuando opino sobre tratamientos para el cáncer que no son quirúrgicos.

Aún así, no puedo evitar comentar la zozobra que me sobrecoge cuando escucho a algún investigador básico hablar sobre las altas tasas de curación del cáncer. Porque yo también he pasado algún tiempo en el laboratorio, y también he trabajado con líneas celulares tumorales; y también he visto como todos las siguientes “estrategias” inducen necrosis o apoptosis celular: escupir encima de las células, dejar el “flask” fuera de la estufa, echarles agua del grifo, no poner antibióticos en el medio de cultivo, poner demasiados antibióticos, subir la temperatura, bajar la temperatura…etc, etc, etc.

Pero ¿aumento de las tasas de curación debidas al tratamiento? ¿De verdad curamos más pacientes con cáncer estadio por estadio comparado con hace 10 años?

El Dr. Faguet lo expuso en su War on Cancer: the anatomy of failure, a blueprint for the future. Vivimos en un tiempo de espejismos y el más importante es el basado en el concepto de que la citotoxicidad nos permitirá, en algún momento, curar los tumores malignos.

De hecho, después de billones de dólares y euros en financión de la investigación del cáncer, el linfoma de Hodgkin, y poco más (leucemia linfática aguda de los niños, coriocarcinoma, tumores germinales, y algún otro), se curan mediante el abordaje “citotóxico”.

A alguien debería ocurrirsele alguna idea más…original…(que no sea la inmunoterapia, y quizás tampoco la antiangiogénesis..)

Hacking Medicine Madrid

El consorcio Madrid-MIT MVision organizó el primer «hack-a-thon» sobre salud en Madrid, en el verano de 2013. También fue uno de los primeros eventos organizados en torno a la medicina en el mundo por el grupo de Hacking Medicine del MIT.

¿Qué es un «hackathon»? Pues desde el Brigham lo explican breve y precisamente en este vídeo.

La misión del grupo de Hacking Medicine del MIT es:

«Energize and connect the best minds across MIT and the health ecosystem to teach, learn, and launch the next generation of healthcare solutions to solve healthcare’s biggest challenges at home and abroad»

Y eso mismo queremos nosotros desde Madrid. Por eso tuvimos como «maestra de ceremonias» a Andrea Ippolito, que vino desde Cambridge para participar en el evento. Gracias a su capacidad de dinamización, se definieron ideas velozmente, se montaron grupos transdisciplinares y se «prototipó» rápido.

Fail fast! (& furious): Break it down, build it up, make it better!

Ahora se acerca el tiempo del segundo Hacking Medicine Madrid. Esta vez se celebrará en el Instituto Internacional de España entre el 26 y el 28 de febrero.

Sería muy bueno que este año rompiéramos todas las expectativas. Por eso, si te preguntas quién puede asistir a un Hacking Medicine, es que tú puedes. Nos da igual si vienes de la ingeniería, la enfermería, la medicina, el mundo de los negocios, o cualquier área profesional que tenga algún contacto con la tecnología sanitaria.

Lo importante es que quieras hacer cosas que mejoren el mundo. Sólo tienes que estar atento a la página web de Madrid-MIT MVision

Ecosistemas de innovación: el sitio de los irreverentes

Estoy convencido de que no se pueda pedir a los ecosistemas de innovación que generen puestos de trabajo inmediatamente. El objetivo de un ecosistema de innovación no es rendir resultados inmediatos.

Crear un ecosistema innovador, en Boston o en Madrid, lleva décadas. Sí, es difícil incluso en una ciudad como Boston, hogar del MIT, una institución aparentemente innovadora desde España, pero vista como escasamente innovadora en USA, comparada con Stanford y Silicon Valley.

De hecho, el Presidente del Massachusetts Institute of Technology, Rafael Reif, ha encargado a Fiona Murray y a Vladimir Bulovic que lideren el diseño y desarrollo de la estrategia de innovación del MIT, incluso más allá de Boston.

Ese espíritu, el del ecosistema de innovación, el de la rede social para la transformación, ha dirigido los pasos del consorcio MVision entre el MIT y la Comunidad de Madrid.

Para mi está claro. Los cambios de corto alcance no son suficientes. Necesitamos cambiar los valores y la visión. Necesitamos conexiones fuertes entre líderes formales e informales, que protejan y refuercen el talento que hay detrás de los que piensan de una manera diferente.

Debemos olvidarnos de criticar a los que se salen de «lo normal». Tenemos que ayudar a los que atraviesan fronteras del conocimiento y abandonan la confortable seguridad de su especialidad para convertirse en «ignorantes generalistas» en otra.

Las 10 características que tiene una universidad innovadora

Mi primer contacto con una universidad norteamericana se remonta a 1994, hace ya más de 20 años. Entonces era residente de cirugía general y digestiva en el Hospital Clínico San Carlos y me concedieron una rotación por el Departamento de Cirugía del Hospital Beth Israel de Boston (antes de su fusión con el New England Deaconess), uno de los buques insignia de la Facultad de Medicina de Harvard. Luego, a principios de 1996 me fui a Boston con una Beca de Ampliación de Estudios del FIS. Esta vez como «research fellow in surgery» de la Harvard Medical School en el Departamento de Cirugía del Beth Israel Deaconess Medical Center.

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Desde entonces, mi contacto con las facultades de medicina norteamericanas ha sido constante. Esto culminó en 2012, cuando mi condición de co-director del consorcio Madrid-MIT MVision me permitió disfrutar, intelectual y profesionalmente, de mi afiliación al MIT.

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Desde luego que hay muchas diferencias entre las universidades norteamericanas y las españolas. Sin duda. Desde la financiación a la disponibilidad de recursos, del acceso de los estudiantes a la selección del profesorado. Pero si tengo que elegir las 10 características que influyen más para diferenciar a Harvard y, especialmente, al MIT del resto diría que son:

1. Red social muy conectada
2. Confianza intra e interpersonal
3. Responsabilidad (individual y colectiva)
4. Espíritu de pertenencia
5. Transparencia
6. Capacidad de pensamiento crítico (individual y colectiva)
7. Disponibilidad y Accesibilidad («de» y «a» los más influyentes)
8. Capacidad de hacer pública y difundir su visión
9. Sentimiento de transcendencia
10. Necesidad de traducir conocimiento en impacto social

Un ejemplo de una forma muy peculiar de tratar un problema grave, al estilo MIT

El impacto de lo social en nuestra salud

Por mucho que nos empeñemos en «personalizar», los seres humanos somos animales sociales. Por mucho que nos empeñemos en la Medicina 4P, la Medicina debería ser 5P, porque lo «poblacional» es esencial para comprender nuestra forma de estar en el mundo, en la salud y en la enfermedad.

Algunos, como Nicholas Christakis, se han dedicado a estudiar las redes sociales en su más amplio sentido. Sí, existen redes sociales mucho antes de que aparecieran Facebook o Twitter. Cierto es que también son redes sociales y también pueden influir en nosotros.

Y además pueden servir para predecir epidemias. Se trata de una forma de entender los grupos sociales como seres vivos, a los que se puede estudiar, diagnosticar y, eventualmente, tratar.

El smartphone en la cena de Nochebuena

Esta noche, cuando os dispongáis a cenar, ¿dónde vais a poner el teléfono, a la derecha o a la izquierda?

El smartphone es un artilugio que ha cambiado nuestras vidas. Más aún en estas fiestas. No hay cuñado que no se resista a contestar los mensajes que le envían por whatsapp.

Y siempre puedes dedicarte a mirar Twitter mientras cenas

Productividad, salarios y sanidad: una enfermedad crónica

Dicen que los salarios suben en paralelo con la productividad. Para ejemplo, el siguiente gráfico sobre la evolución en USA.

productividad

Peor eso en sanidad no ocurre. Me refiero al incremento de la productividad. Ni siquiera en USA. En realidad, McKinsey nos cuenta en el periodo 2000-2008 no se produjo incremento alguno de la productividad sanitaria en USA. Sin embargo, los salarios subieron para mantenerse dentro del mercado.

Seguimos escuchando propuestas para mantener el sistema. Seguimos metidos en el «paradigma» de la cronicidad. También para el sistema sanitario.

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