Errar es humano III – ¿Comunicar el error?

Vamos a abordar otros puntos de controversia eterna: ¿Debemos revelar nuestros errores? Y si los revelamos ¿Cuánto contamos? ¿Cómo lo contamos? ¿Nos cubrirá el seguro si honestamente reconocemos que nos equivocamos y cometimos un error o se produjo un efecto adverso?

En general, se pueden definir dos bandos por la actitud tomada en este asunto:

1. El bando paternalista: ”los pacientes no están preparados para conocer toda la verdad y nosotros sabemos muy bien lo que necesitan”

2. El bando liberal: ”los individuos son libres y autónomos, y tienen el completo derecho de conocer todos y cada uno de los detalles de cada una de las actuaciones, correctas o incorrectas, que les afecten para así actuar en consecuencia”

Pues bien, vayamos a las fuentes. La literatura sobre comunicación de errores médicos proviene, en su mayoría, de los países anglosajones y confirma que, allí, los pacientes desean que se les comunique con total detalle la existencia de un error tan pronto como se identifique.

La información demandada por parte de los pacientes consiste en:
a. Un reconocimiento explícito de que ha ocurrido un error
b. Una explicación sobre en qué consistió el error
c. El motivo por el que se cometió el error
d. Un plan sobre cómo se pretende evitar que se vuelva a cometer dicho error
e. Una disculpa

En nuestro país, es interesante recordar un artículo del Prof. González Hermoso en Cirugía Española acerca de este problema, ya por el año 2001.

En Canadá, el Instituto Canadiense para la Seguridad del Paciente incluso ha creado una guía sobre la comunicación de efectos adversos a los medios de comunicación

Errar es humano II – Definir el error

El primer paso a dar, cuando se afronta la seguridad de los pacientes dentro del gran sistema de atención sanitaria, es definir claramente de lo que estamos hablando. Si no llegamos a un acuerdo sobre el objeto de debate sería mejor no seguir.

¿A qué nos referimos cuando hablamos de un error médico? A este respecto creo que sería conveniente basarnos en la clasificación adoptada por el Instituto Nacional de Medicina de los Estados Unidos que, esencialmente, refleja una realidad común a la que nos enfrentamos en todos los países occidentales.

Un error médico es aquella equivocación no intencionada en la correcta administración de cuidados médicos, independientemente de quién sea responsable de la misma. Podemos distinguir dos tipos de errores médicos:

1. El error de ejecución, esto es, el fallo en la realización completa de una acción tal como se había planeado previamente

2. El error de planificación, definido como la utilización de un plan equivocado para obtener un objetivo

Por otro lado, se define efecto adverso como una lesión causada por el manejo médico y no por la situación de base del paciente. Cuando el efecto adverso es consecuencia de un error se denomina “efecto adverso evitable”

A partir de estas definiciones, por supuesto incompletas, me gustaría que se iniciara el primer nivel de controversia para la correcta definición en nuestro entorno de lo que es un error médico.

Nihil set tam insigne, nec tam ad diurni atem memoriae stabile, quam id in quos aliquid ofenderis. Cicerón

Errar es humano I

Y yo me digo, si los pacientes no aceptan un error médico….será porque les hemos acostumbrado a pensar que nunca nos equivocamos. De nuevo, los responsables del mal social por el que se nos acusa de no obtener resultados, con o sin razón, no son primordialmente los agentes externos, sino nuestra incorrecta actuación para hacer llegar el mensaje: la incertidumbre y el error están intrínsecamente unidos al ejercicio médico. Pero también es intrínsecamente humano buscar soluciones, encontrar alternativas mejores y afrontar los retos.

El problema no es nuevo, pero se ha expuesto al “ojo público” y al debate en las tertulias cuando el Institute of Medicine de los Estados Unidos publicó que los “efectos adversos” (corrección política) y errores médicos son la octava causa de mortalidad en aquel país. ¿Escalofriante? No diría tanto, pero desde luego no podemos seguir escondiéndonos o no ofreciéndonos voluntariamente a nuestros conciudadanos para abordar el error médico e intentar buscar soluciones.

Por ello me propongo reflexionar (nuevo años después de lanzar esta primera serie en mi primer blog) y promover un debate a lo largo de las próximas entradas sobre las causas de los errores médicos, la implicación individual y grupal en su manejo, las medidas correctoras y preventivas que se pueden articular, así como la manera de colaborar con el resto de los que forma parte del sistema para evitar enfrentamiento y conseguir una sanidad más segura.

Las 10 barreras para la innovación en el sistema sanitario

Seguro que creará controversia, pero es necesario debatir.

A continuación voy a enumerar las barreras que considero más importantes cuando se intenta abordar la innovación dentro del sistema sanitario:

1. Educación universitaria alejada de la realidad: seguimos sin definir y acordar el «producto» que queremos obtener después de la formación universitaria. Por eso ni los estudiantes ni los profesores estamos contentos.

2. Modelo de selección e incorporación de profesionales al sistema: la mayoría, y repito, la mayoría, nos solemos quedar donde nos hemos formado. O en sus alrededores. Repetimos hasta la jubilación los mismos modelos que nos metieron en la cabeza durante la residencia.

3. Modelo autocomplaciente de ejercicio profesional: todos estamos absolutamente seguros de que lo que hacemos lo hacemos bien y es lo correcto. Y para medirlo utilizamos nuestra opinión. O preguntamos a los pacientes que, en un clarísimo ejemplo de síndrome de Estocolmo, nos dicen en las encuestas que lo que hacemos está bien o muy bien.

4. Falta de visión de los políticos: no es por utilizar el recurso fácil de atacar a los políticos para hacerles responsables de todo, pero sus «agendas» electorales y su conservadurismo político son, por definición, una barrera insuperable.

5. Falta de visión de los líderes profesionales: muchos siguen anclados a modelos de éxito pero del pasado. Al fin y al cabo, llegaron donde están con esas propuestas.

6. Indefinición del modelo de retorno de valor a los profesionales innovadores: el que más se esfuerza no es quien mas recibe. Los incentivos pueden llegar a ser perversos.

7. Desprecio a los innovadores por parte de superiores y pares: los que son distintos siempre son una amenaza.

8. Ausencia de modelo de incorporación de la innovación a la práctica: es imposible articular un modelo de incorporación de la innovación porque no conocemos el destino al que nos dirigimos.

9. Sistema de salud hipertrofiado de Conocimiento: comparativamente con el tejido industrial nacional, el SNS tiene mayor capacidad de producir resultados de impacto potencial que ellos de absorberlos.

10. Gestión basada en medir de manera imprecisa los resultados equivocados: es más fácil medir días de estancia, procedimientos y camas disponibles en los hospitales, o consultas en primaria, que el estado de salud de la población.

Las 10 áreas tecnológicas que cambiarán la sanidad

En un mundo rendido a la tecnología y en continuo cambio, resulta casi imposible predecir lo que será el futuro. Pero me voy a atrever a definir las 10 áreas tecnológicas que cambiarán la sanidad a corto y medio plazo.

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1. Imagen: Aparecerán nuevas técnicas de imagen híbridas (radiología, resonancia mangética, óptica, etc) fusionarán imágenes hasta que el cuerpo humano sea anatómica y molecularmente transparente, codificable e interpretable mediante sistemas de inteligencia artificial. Tendremos biomarcadores y será posible guiar los procedimientos mínimamente invasivos mediante técnicas de imagen más precisas y con navegación asistida.

2. Omicas: La biología y la sociología, mediante la genómica, epigenómica, microbiómica, exómica, metabolómica, o incluso la “socialómica” (la manera en que la salud y la enfermedad se diseminan intra e inter grupos humanos) explicarán mejor los factores que influyen en los estados de salud y de enfermedad, con ayuda de la bioinformática. Identificaremos con mayor fiabilidad las dianas terapéuticas en los diferentes niveles.

3. Telemedicina: Las tecnologías de la comunicación, asociadas a sistemas de ayuda a la toma de decisión, conectarán a pacientes con profesionales sanitarios. La asistencia de calidad será conveniente y accesible a los ciudadanos, incluso en áreas remotas y con menos recursos.

4. Sensores: De manera transparente (no invasiva ni intrusiva para el paciente), se obtendrán datos y patrones de señal de manera remota, (más allá de las habituales: pulso, EKG, tensión arterial, temperatura, saturación de oxígeno, frecuencia respiratoria), con su geolocalización. Esto facilitará la monitorización, e incluso el diagnóstico, en tiempo real para pacientes con enfermedades crónicas y el control del estado de salud. También se podrá controlar a pacientes en procesos agudos en domicilio.

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5. Medicina móvil: Se crearán aplicaciones para dispositivos móviles tipo “Smartphone” o Tablet que posibilitarán el auto-diagnóstico y auto-tratamiento de enfermedades de alta prevalencia y baja complejidad, que hagan accesible asistencia de calidad sin necesidad de recursos humanos adicionales.

6. Biomateriales: Los materiales biocompatibles se beneficiarán de la nanotecnología para una mejor integración y tolerancia, incrementar la resistencia al desgaste y reducir el riesgo de infección y de formación de biofilms.

7. Impresión 3D: Se conseguirá la impresión del instrumental quirúrgico personalizado, o la confección de prótesis perfectamente compatibles con la anatomía del paciente. Además se imprimirán nuevos tejidos y órganos para su implante mediante la combinación de andamios sintéticos o desnaturalizados y células madre.

8. Tecnologías point-of-care: La microfluídica y la nanotecnología harán posible análisis de muestras biológicas, que ahora necesitan grandes y complejos dispositivos, mediante sistemas miniaturizados en el sitio donde se encuentre el paciente (cama, domicilio, etc)

9. Robótica: Se dispondrá de dispositivos de pequeño tamaño y gran precisión, diseñados para llevar a cabo tareas específicas de manera automatizada, que eliminarán tareas repetitivas, de limitado valor añadido y con riesgo de generar errores por fatiga de los humanos que realizan habitualmente.

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10. Inteligencia artificial: algoritmos cada vez más complejos, capaces de entender el lenguaje natural y con acceso a bases de datos estructuradas y no estructuradas, identificarán nuevas asociaciones, correlaciones y causalidades que hasta ahora no nos resultaban accesibles. Será posible estratificar riesgos en enfermedades muy complejas, e incluso nos ayudarán con su capacidad diagnóstica.

Adivinar el pasado

Llegan las fechas de los balances. Empiezan a llenarse las páginas de los diarios de valoraciones más o menos sesudas sobre 2014. Lo que se ha hecho y lo que no. Se adivina el pasado y se interpretan sus motivaciones teleológicamente. Sin filtro.

Imbuido por este espíritu, voy a intentar quedarme con algunas de las cosas más importantes que he vivido en este año.

Para empezar, la jornada de transformación sanitaria. Innovar en el modelo, innovar en tecnología e incorporar la innovación social siguen siendo ocupaciones principales de la Unidad de Innovación del IdISSC.

Hemos trabajado y contribuido a desarrolladar soluciones para problemas de gran impacto sociosanitario, como la salud mental.

Además, hemos avanzado en el área del «big data» e inteligencia artificial, colaborando empresas nacionales y multinacionales.

Aprendimos de los mejores, de nuestros aliados en el MIT, sobre el papel de las OTRIS universitarias

Escuchamos como un joven neurólogo se introdujo en el mundo de la innovación tecnológica con Madrid-MIT MVision

Y también como la manera en que tecleamos puede predecir el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas

Pero lo fundamental para todos debe seguir siendo escuchar y atender lo que nos dicen los pacientes

Innovación, sanidad y datos

Los profesionales sanitarios son, a la vez, innovadores y conservadores. Sin embargo, parece que el sistema no evoluciona con la velocidad que la sociedad le requiere.

Pero en tiempos de crisis, necesitamos más que nunca la innovación

Reputación sanitaria: Location, Location, Location

Podíamos no haber reparado. Pero lo hemos hecho. Estamos en el Siglo XXI, en el siglo de la reputación online, de la reputación digital. Pero como la transformación digital lleva cierto retraso por estas tierras, los medios nacionales se han hecho eco de la reputación 1.0 de la sanidad. Aquí El País y aquí El Mundo.

A pocos no les gusta salir en la foto… «Posing for another picture, everybody’s got to sell. But when you shake your ass, they notice fast…»

Y ahí empieza el debate.

A los que nos gusta salir en la lista, nos gusta ser los primeros. El segundo es el primero de los perdedores. Lo siento por el Clinic. Pero bien es cierto que mi hospital ha quedado el noveno. Por lo menos salimos en la primera foto. Eso sí, somos el quinto de los de Madrid. ¡Bellvitge no aparece! ¡OMG! Ni Valdecilla, ni Santiago, ni, ni, ni…

¿Y qué pasa con la metodología? Pues que como toda metodología está perfectamente diseñada para ofrecer los resultados que arroja (parafraseando a Don Berwick). Si quisiéramos que diera otros resultados, tendríamos que utilizar otra metodología.

Este debate es el de siempre, el de las listas de blogueros, de twitteros, de si el El País o El Mundo… El único que no se enfada es el ganador. Pero también hay que recordar que las listas ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman.

No tenemos que tomárnoslo tan mal. Hay que seguir buscando la mejora. Y los que estéis en la lucha por el poder, recordad, el problema de salir en la «lista» es igual que el de tener una propiedad: location, location, location. Cuánto más cerca estás de la fuente, mayor es el valor de tu propiedad.