Ella tiene una vida perfecta, pero a veces el mundo no es suficiente. Ni siquiera para ella.
Cuando se levanta por las mañanas piensa que sólo es un día más. Toma su café y sale a vivir la vida.
En su casa, con su marido, con sus hijos. Lindos. Rebosantes de energía. Que corren, saltan, gritan, cantan, juegan.
Y su profesión, llena de responsabilidades, de reuniones y de compromisos.
Los retos son diarios, pero se ahoga en el sitio en el que está.
En su presente.
En la certidumbre de la lógica.
Los que la rodean la matan de cotidianidad. De más de lo mismo. Paz y amor, hermanos.
El mundo no es suficiente para ella, aunque es el sitio perfecto para empezar una nueva vida.
Y un nuevo amor.
Después de mucho buscar, encontró alguien que la lleva por el mundo.
Sin salir de casa.
Sus ojos son los de ella.
Comparten las palabras y los sonidos que salen por su boca.
Piensan juntos, actúan juntos.
Incluso sufren juntos.
«No tiene sentido vivir si no te sientes vivo»