La enfermedad de Crohn es una afectación inflamatoria intestinal, de causa desconocida, que supone un reto en la toma de decisiones y en la técnica quirúrgica. Lamentablemente, es imposible conseguir su curación ni médica ni quirúrgicamente.
Aproximadamente entre el 75%-80% de los pacientes con enfermedad de Crohn necesitarán a lo largo de su vida someterse a algún procedimiento quirúrgico, bien sea por enfermedad perianal o abdominal.
La cirugía abdominal está indicada cuando aparecen complicaciones de la enfermedad, como obstrucción, sepsis intraabdominal o hemorragia.
Un grave problema de las cirugías repetidas sobre el intestino es que pueden conducir a resultados muy incapacitantes, con el síndrome de intestino corto como la máxima expresión. Además, la cirugía por laparotomía puede causar deformidades estéticas (sin contar las ostomías) y formación de adherencias que afectan aún más la calidad de vida de los pacientes con enfermedad de Crohn.
La cirugía laparoscópica puede ser una buena alternativa en un buen número de pacientes. A continuación presento una revisión sobre el uso de este abordaje.