Sin dolor

Seguro que sabes que no es lo
mismo no sentir dolor que no
sentir
2:10

No entiendo lo que me dices
2:12 √

No sé quién eres. Ni dónde nos
conocimos
2:12 √

Me dices tu nombre?
2:12 √

Había llegado el mensaje justo después de que me hubiera quedado dormida encima del teclado. Agotada, tras pasar horas buscando pistas en servidores, en archivos compañías telefónicas y, también, en el «deep internet».

Me había despertado con la vibración. Y eso suele exaltarme. Las respuestas me salieron sin pensar. Estaba empezando a hartarme, a desesperarme, a rendirme.

La frustración fue creciendo según veía que no aparecían los dos «checks» en mis mensajes enviados. No habían sido entregados al dispositivo y el estado había desaparecido de la parte superior de la aplicación, justo debajo del número. Quien fuera, había apagado su teléfono. O se había quedado sin batería. O, simplemente, me estaba ignorando para que perdiera el control.Estaba perdida.

No me dolía nada, como siempre desde que recuerdo, pero podía sentir que me costaba meter suficiente aire en los pulmones.

De repente, me llegó una nueva fotografía.