Accidentes del alma

¿Hasta dónde te puede llevar el deseo? ¿y la pasión? ¿y el dolor?

Una de las cosas buenas de ser cirujano es que, de vez en cuando, compruebas de primera mano que te pueden llevar a cualquier sitio. Bueno o malo. Matar o morir.

Imaginen a una mujer joven, al principio de la treintena, que por un enfrentamiento con el hombre al que ama decide tomar una medida radical: beberse un vaso de ácido sulfúrico para terminar con la historia.

Por suerte o por desgracia no consiguió su objetivo, pero sí terminar con todo el esófago absolutamente abrasado. No había manera de que consiguiera tragar nada. Una sonda conectada a través de su pared abdominal al yeyuno era su vía de alimentación.

“El amor es dolor” dicen los románticos…”Este amor se ha cobrado el peaje conmigo…”

El otro día, antes de entrar al quirófano, cuando me senté al borde de su cama para presentarme, me dijo: “Doctor, tengo mucho miedo”.

Estuvimos ocho horas operándola. Su esófago había adquirido una consistencia pétrea. Le abrimos el abdomen, decidimos entre el colon y el estómago como sustitutos y, al final, optamos por el último. Luego el tórax. Ligamos la ácigos y disecamos el esófago hasta el estrecho torácico superior.

Finalmente, desde el cuello completamos la disección, y con una mano metida por la toractomía y la otra tirando por el cuello, conseguimos sacar el esófago y llevar el tubular gástrico hasta la región cervical, donde hicimos una anastomosis termino-lateral, manual, monoplano, con sutura trenzada reabsorbible.

Al día siguiente estaba ya extubada en la UCI. Le costaba hablar, como consecuencia de la manipulación cervical, pero tuvo fuerzas para decirme que ya estaba menos asustada, aunque agobiada por los tubos y sondas que entraban y salían de sus cavidades y orificios.

Todos esperábamos que nuestra paciente se sobrepusiera a este accidente del alma. Físicamente. Emocionalmente más.

Después de todas estas cosas, casi he perdido la capacidad de disgustarme. No merece para nada la pena.

Es mucho mejor reir, reir, reir…y disfrutarlo todo.

¿Cuánto tiempo es para siempre, Alicia?

Llego tarde.
No hay tiempo.
Llego tarde.
No hay tiempo.
Llego tarde.
No hay tiempo.

Te levantas por la mañana.
Corriendo a la ducha.
Sales.
Te secas rápido.
Te vistes.
Un café.
Sales corriendo.

¿Cuánto tiempo es para siempre, Alicia?

Llegas.
Te reúnes.
Hablas.

Llego tarde.
No hay tiempo.

Sigues reunido.
Escribes.
Sales.
Vas al quirófano.
No han pasado al paciente.

Llego tarde.
No hay tiempo.

Sales.
Visitas a un paciente.
Vuelves.

Llego tarde.

Saludas al paciente.
Revisas la historia.
Hablas con enfermería.
Hablas con el resto del equipo.
Sales.
Vuelves.
El procedimiento está planeado.
Esperas.
Caminas.
Entras.
Sales.
Dormido.
Paciente colocado.
Se lavan.
Te lavas.
Entras.
Se visten.
Te visten.

Llego tarde.
No hay tiempo.

Observas.
Preparas.
Cubres.
Preguntas.
Empiezas.
La piel.
El tejido celular subcutáneo.
La aponeurosis.
El peritoneo.
Las asas.
El tumor.
Pinzas.
Eléctrico.
Punto.
Tijeras.
Punto.
Tijeras.
Punto.
Tijeras.
Revisas.
Recuentas.
Cierras.
Te desvistes.
Sales.
Familia.
Explicas.
Preguntan.
Explicas.
Preguntan.
Explicas de nuevo.
Te despides.

Llego tarde.
No hay tiempo
Llego tarde.
No hay tiempo.

¿Cuánto tiempo es para siempre, Alicia?

Guerra al cáncer mediante citotoxicidad: anatomía de un fracaso

Lo confieso, soy cirujano. Y eso hace que mis interlocutores se inclinen a pensar que mis apreciaciones están muy sesgadas, no sin cierta razón, por la tradicional ausencia de materia gris, formación médica y cultura cuando opino sobre tratamientos para el cáncer que no son quirúrgicos.

Aún así, no puedo evitar comentar la zozobra que me sobrecoge cuando escucho a algún investigador básico hablar sobre las altas tasas de curación del cáncer. Porque yo también he pasado algún tiempo en el laboratorio, y también he trabajado con líneas celulares tumorales; y también he visto como todos las siguientes “estrategias” inducen necrosis o apoptosis celular: escupir encima de las células, dejar el “flask” fuera de la estufa, echarles agua del grifo, no poner antibióticos en el medio de cultivo, poner demasiados antibióticos, subir la temperatura, bajar la temperatura…etc, etc, etc.

Pero ¿aumento de las tasas de curación debidas al tratamiento? ¿De verdad curamos más pacientes con cáncer estadio por estadio comparado con hace 10 años?

El Dr. Faguet lo expuso en su War on Cancer: the anatomy of failure, a blueprint for the future. Vivimos en un tiempo de espejismos y el más importante es el basado en el concepto de que la citotoxicidad nos permitirá, en algún momento, curar los tumores malignos.

De hecho, después de billones de dólares y euros en financión de la investigación del cáncer, el linfoma de Hodgkin, y poco más (leucemia linfática aguda de los niños, coriocarcinoma, tumores germinales, y algún otro), se curan mediante el abordaje “citotóxico”.

A alguien debería ocurrirsele alguna idea más…original…(que no sea la inmunoterapia, y quizás tampoco la antiangiogénesis..)