Grietas internas

Cuando haces guardia tienes que afrontar el suicidio. Tarde o temprano. Es habitual. Es una situación recurrente, especialmente en algunas temporadas. O eso me parecía a mi.

Dos casos recuerdo con especial nitidez. Eran dos seres humanos muy distintos en edad y situación. Una en plena adolescencia. Con sólo 16 años. El otro en la madurez. Ambos se subieron a una buena altura y decidieron saltar al vacio para solucionar sus problemas.

Tuvimos que arreglar sus cuerpos dañados, el tórax, el abdomen y sus órganos contundidos por el impacto contra el suelo. Con el esfuerzo de todo el equipo, conseguimos que los dos salieran adelante.

“¿Qué les digo yo ahora?” me pregunté mientras me quitaba los guantes y salía a hablar con las familias.

Estaban desolados, angustiados, tristes. Les conté que todo había salido bien y que, con un poco de suerte, pronto tendrían a sus hijos en casa.

Pero en estos casos, para mi es igual que los hijos sean jóvenes o mayores. Siempre intentaba no pensar, borrar de mi cabeza la idea de que esa gente, en un instante, había pasado de una vida normal a cargar para siempre con una pena infinita.

“¿En qué nos confundimos?”

Podemos arreglar esos cuerpos dañados y pretender que esas figuras que parecían en buena condición, pero que vistas de cerca contenían grandes grietas internas, vuelvan otra vez a la normalidad.

Pero la duda más grande cuando dejaba a la familia y me quedaba solo era: ¿Quién arreglará sus heridas invisibles?

Y ¿cómo curaré yo las que me produce a mí todo esto?

Soy como un animal

Una vez, para empezar una oposición, puse eso de Churchill «Exito es ir de fracaso en fracaso…» – Me cargaron (por darles pistas)

En otra oposición puse como primera diapositiva «All the world is a stage and all the men and women merely players» – Me cargaron (de nuevo)

En una tercera oposición puse «hay que destruir la universidad tal y como es» – Me volvieron a cargar. Lo entiendo

Me presenté a jefe de servicio del Hospital de Fuenlabrada. Me suspendieron… ¡La entrevista! – La gerenta no tuvo ninguna duda. Me dejo excluido del concurso. Ella ahora ya no está en esto de la sanidad.

En el ejercicio de jefe de servicio de Guadalajara, me dijeron: «eres muy joven y el proyecto es demasiado ambicioso» – Me cargaron – En Toledo lo arreglaron todo. Afortunadamente.