Toda realidad tiene infinitas perspectivas. No todas iguales. A veces incoherentes. Unas feas. Otras bonitas. Yo tengo la mía. Que no me impide disfrutar de otras, brillantes, sarcásticas, divertidas, paradójicas, surrealistas.
Fatiga social
Estar disponible, todo el día, a todas horas, en cualquier lugar, es el signo de los tiempos. Y todo para casi nada, casi siempre. Para oír lamentos, escuchar penas, responder a solicitudes vanas. Hay que aceptarlo. Somos así. Miedo, envidia y fantasía nos mantienen funcionando.
Lo peor de lo peor
«Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos» – Benavente
Cuéntame un cuento
«Presiento que tras la noche vendrá la noche más larga. Quiero que no me abandones, amor mío, al alba» – Aute
Uno mismo
«La vida no consiste en encontrarte a ti mismo. La vida consiste en crearte a ti mismo». -George Bernard Shaw
Metáfora
Los adornos navideños estallan contra el suelo y se rompen en pedazos. El punto de fuga queda bloqueado y, mientras, capturo mi reflejo.
¿Es una metáfora?
Nada más importa
Colgué el teléfono. No sabía si reír. O no. Yo. O fingir que no había escuchando y seguir con mis cosas.
Gustavo no olvida. Nunca. Y me había llamado para vernos. Quería recorrer los mismos sitios que solíamos frecuentar noche tras noche antes de que se marchara a Roma. Una excusa. Tonta y mala. Como siempre. Ambos sabíamos lo que la mentira esconde. Esa necesidad casi obsesiva de acaparar la atención que le es propia. Cuando él quiere, de quien él quiere, como él quiera. Nada más importa.
Lo que no existe
Por un instante, todo se detiene. La imagen del ciclista queda congelada en el momento, para siempre. Y su reflejo también. Cuando lo mires, sabrás que ya no existe. Que ya pasó. Lo que queda es el recuerdo de un instante que nadie más que el fotógrafo tuvo la intención de ver.
Todos estos momentos, incontables, desaparecen continuamente. Nunca volverán.
No son números. Son personas
Nos hemos acostumbrado a numerar la muerte de los demás. Hasta que nos toca cerca. Hasta que nos toca a nosotros. Mientras, en las noticias todo es eso, tasas, números, matemática.
Montaña Rusa
No sé si estamos en una montaña rusa o en una ruleta rusa. «Celebrar o morir» parece ser el lema de muchos, tal como muy bien ha descrito Rafael Bengoa.
No sé si es que estamos anestesiados. O simplemente somos narcisistas malignos, con mucha empatía cognitiva pero poca afectiva.
A juzgar por todo lo que se ve, lee y escucha en los medios, todos alcanzamos a comprender muy bien lo mal que actúan los demás. Lo que no tenemos tan claro es cómo actuar cada uno de nosotros. Porque si lo supieramos, ¿estaríamos tal como estamos?
El dolor que expresamos debe ser, en gran medida, fingido. Si no, sería insoportable.