Hacking brains

Muchos lo niegan. Pero es mentira. Publicitan su gusto por la libertad de opinión. Por la discrepancia. Pero es mentira. Muchos lo que buscan es conseguir que todos los demás piensen como ellos.

¿Por qué?

No porque crean que están en lo cierto, sino porque si perciben que muchos creen lo mismo que ellos aumenta su probabilidad de no errar.

En realidad, en las redes sociales todos estamos muy preocupados por hackear cerebros para que, al coincidir las opiniones, se elimine la incertidumbre que nos acongoja.

Cicatrices en la oscuridad

Se miraba en el espejo, empañado por el vapor del agua que le habia hecho arder por fuera.

Arrugas y cicatrices.

Tenía de las dos.

En el rostro y en el resto del cuerpo.

Dicen que las arrugas en el rostro son el signo de la experiencia. Pero las cicatrices tienen siempre una mejor historia detrás. Su historia.

En el mentón sufrió la primera. Contra el suelo. Su padre la cogió en brazos. Le dijo que no llorara mientras la llevaba al quirófano. Se tumbó en la mesa. Le sujetaban pero ella no se pensaba mover. Papá le había dicho que no lo hiciera. Y ella sólo confiaba en su papá. Fue sintiendo la aguja. Con cada punto. Y luego el hilo. Con cada hebra. Sin anestesia. Papá le sonrió al terminar. Ella le dió un beso.

La segunda fue en el abdomen. Y la tercera.

Tuvieron dos hijos. Como dos soles. Pensaba ella. Le deformaron el cuerpo con cada cesárea. Y le alegraron la vida. Encontró un sentido. Una entrega sin recompensa. Sus hijos. Que después traerían nietos.

La cuarta fue en el pecho. Poco después de los treinta. Primero fue un bulto. Luego un tumor. Le hicieron una biopsia. Le quitaron parte de la mama. Se le deformó la silueta. Se le cayó el pelo. Y las cejas. Pero se levantó tras cada golpe. Por ellos. Por amor.

La quinta. La más dolorosa. La que nadie veía. A los cuarenta. Una gran cicatriz que le cruzaba el corazón. El amor perdido. La traición. La soledad.

No le guardaba rencor. Nunca tuvo valor. El sí. Sólo le dejó un dolor crónico.

Las cicatrices eran la historia de su vida.

Ahora el cristal le devolvía lo que le había dado.

Arrugas y cicatrices.

Y la belleza de la serenidad.

O la pena.

Google sigue jugando a los médicos

Una de cada diez preguntas realizadas en el buscador de Google tiene que ver con la salud (o la enfermedad). Así que es imposible que la compañía no vea una oportunidad de negocio en el asunto.

Tal como informa Los Angeles Times, Google parece estar dedicándose a responder mejor a esas preguntas.

¿Cómo?

Han montado un equipo de médicos que se ha dedicado a recopilar, procesar y revisar información médica que se presentará a través del Knowledge Graph Panel para servir como orientación a los usuarios. Además, proporcionará vínculos con páginas médicas de instituciones de prestigio.

Para empezar, la herramienta estará pronto disponible en inglés. Y de nuevo Google no puede evitar la referencia a la expresión «empoderar al paciente».

Según la RAE, empoderar es «hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido». Pero el modelo sigue siendo el mismo. Más madera.

La crisis de los costes sanitarios

Kaplan y Porter analizaron el problema que subyace en la crisis de los costes sanitarios.

Básicamente, el asunto no radica en el envejecimiento de la población o en el mayor uso de tecnología más costosa. Lo que ocurre es que nos hemos pasado la vida midiendo lo incorrecto de manera incorrecta. De entrada, no atribuimos un significado correcto a la palabra «coste».

Para solucionarlo, hay que empezar por considerar los problemas completos, asignando costes a los «outcomes», a los resultados. Y entonces entramos en el concepto de «valor»

Soft Jazz, Hard Feelings

El ya fallecido Antonio Fernández, locutor en su día de Radio Juventud, es el culpable de muchos de mis gustos musicales.

Antonio tenía un programa inclasificable para los tiempos que corrían a finales de los 70 y primeros de los 80 en España.

Con él aprendí a apreciar los músicos de Los Angeles. Como a Bozz Scaggs con su «lowdown»

Y a Toto y demás músicos de estudio, con Steve Lukather a la cabeza. Y también a Michael McDonald, Kenny Loggins, George Benson…

La voz de Antonio Fernández continua viva en mi cabeza. Y también su imagen, el día que me entregó como premio el Toto IV, en el estudio de Diego de León, con Phil Collins sentado a su lado presentando Face Value

If you feel it, do it

Ciberseguridad: ¿datos?, ¿quién vende datos?

Obama se ha ido a Sillicon Valley a pedir ayuda a las grandes compañías tecnológicas en su lucha por la ciberseguridad. Eligió la Universidad de Stanford para celebrar la cumbre. Además, ha firmado un decreto para crear el Centro de Inteligencia Cibernética.

En Europa, la Comisión Europea también parece que está preocupada. Existe incluso el European Cybercrime Center. Pero la Comisión Europea no alcanza el éxito en la difusión de sus iniciativas entre la población general. Ni tiene la habilidad de poner los asuntos de manera tan visible en la agenda política.

Lo cierto es que cuando te pones escarbar en los problemas relacionados con la ciberseguridad, corres el riesgo de convertirte en un paranoide. El mundo te observa, te investiga, te ataca, te roba, te saca los datos y los vende expuestos en la plaza pública de internet como si no hubiera un mañana.

Pero parece que en este mundo digital también hay «bonos», comprometidos con el prójimo como el cantante irlandés. O el ex- (o no tanto) -político de Albacete.

Tim «Bono» Cook habló justo antes que el presidente. Ellos no lo hacen. Apple no vende datos de sus usuarios. Es decir, no vende mis datos. Sin embargo, otros parecen hacerlo. «¿Es ese el motivo por el que Google o Facebook no estaban en la reunión?» se pregunta Los Angeles Times

Destrucción creativa: rómpelo, reconstrúyelo, hazlo mejor

Schumpeter fue el que difundió un concepto que no era suyo: la destrucción creativa. Que luego aprovecho Topol para aplicarlo a la medicina.

Pero ya Clayton Christensen había dicho que la medicina norteamericana estaba enferma. Y empeorando. Para él, la única opción es la innovación disruptiva mediante «herramientas de colaboración y cambio».

Mientras, Michael Porter se empeña en trabajar la estrategia y su propuesta para luchar contra la crisis de los costes de la asistencia sanitaria es centrar el sistema en el «valor»

Pues si recogemos esas tres grandes líneas y las mezclamos con los 5 grandes problemas de los sistemas sanitarios definidos por Sir Muir Gray:

1. Variación no deseada en resultados y calidad
2. Daño a los pacientes
3. Inequidad por el deficiente uso de los recursos
4. Desperdicio de los recursos sin maximizar el valor
5. Fracaso en la prevención de la enfermedad

Nos encontramos con la propuesta definitiva ante cualquier situación compleja:

Rómpelo
Reconstrúyelo
Y hazlo mejor

Esta es la propuesta de los hackers de la medicina del MIT.

Y ese es el reto que el Consorcio MVision ha tomado por segunda vez en Madrid.

Aprovechando las instalaciones del Instituto Internacional, una puerta abierta entre Madrid y Boston desde el siglo XIX, y con el apoyo de la Embajada de los Estados Unidos y del Departamento de Estado a través de American Space, durante dos días desarrollamos Hacking Medicine Madrid.

El hackathon fue una fiesta de juventud, diversidad y colaboración. Los tres ingredientes de la innovación. Viendo los «pitches» de los distintos grupos participantes llegué a una conclusión:

Los españoles no tenemos nada en nuestro genoma, ni en el epigenoma, ni en nuestro carácter, que nos impida cambiar el estado de las cosas para mejorarlo.