Global surgeons: Prof. O. James Garden

Edinburgh, 8th of June 2019, Prof. O. James Garden retires as chairman of the BJS Society.

Prof. Derek Alderson (left), president of the Royal College of Surgeons, and Prof. James Garden (right)

Looking back, I recall that on the 9th of May 2012, being Prof. O James Garden the honorary secretary of the BJS Society, I was appointed to the editorial board of the BJS. And over the following seven years I have had a meteoric career to become secretary of the BJS Society in June 2018.

Consequently, you might think that what I am about to say is biased, but I must warn you that you would be severely mistaken, because he has been the epitome of a global surgeon long before I even dreamed of becoming part of the BJS community.

Prof. O. J. Garden is an outstanding surgeon, researcher, educator and manager, but as you can read in The University of Edinburgh webpage, retired from clinical practice in the summer of 2018. Even so, he has remained committed to surgical research dissemination and global surgical training for longer.

Over the last two years, given my role as secretary, I have had the privilege of witnessing his chairmanship of the BJS Society. An extraordinary thinker and strategist, with a strong commitment towards the advancement of our two journals, BJS and BJS Open, and the promotion of global surgical training, James Garden will be deeply missed by all of us in the BJS Executive and Council, but be sure he will always be available if we need him.

Thanks a lot Prof. O.J. Garden. Live long and prosper.

Global surgeons

A brief reunion at #DDW19 in San Diego led me to give some thought to posting regularly about some surgeons who are currently in practice, no matter where in the world, and who I admire for their global impact on one or more of the following areas:

  1. Professional leadership
  2. Surgical research
  3. Education and training
  4. Technology and innovation
  5. Knowledge dissemination

So here I am, almost ready to start. Stay tuned for upcoming posts.

With Jeff Matthews, Julio García-Aguilar and Rich Hodin

What I’ve learnt on my second day at #SSAT19

Today has been an intense and long day at #SSAT19: plenary sessions, Foundation awards, presidential address, editorial board meeting, etc.

However, these are the things that come to my mind when I try to recall what I’ve learnt:

The SSAT must be transformed to meet new challenges and generate new opportunities for academic surgeons.

Obesity and bacteria are clearly linked. In mice.

IBD is linked to microbiota.

Bacteria have refined their genetic code for longer than humans. They may outsmart us.

Chemotherapy toxicity may be influenced by intestinal bacteria.

Microbiome may play a role in pancreatic cancer.

John Alverdy is THE expert surgeon in microbiome.

We must solve complex problems because the easy ones are already fixed (Marc Nivet)

Residents and younger surgeons include their Twitter handles in their presentations.

In order to achieve transformation one must challenge his/her biases, get comfortable with being uncomfortable, interrupt the usual, and be curious.

What I’ve learnt today at #SSAT19

On the first day of the #SSAT19 meeting, two of the most important take-home messages came from a a retired surgeon, Prof. Christopher Ellison:

  1. You’re only old once,
  2. You never retire too early.

Robin McLeod has reminded us that the role of women in surgery is… the same as it is for a man.

Alberto Ferreres has pointed out that surgery is a moral practice, guided by three values: self-sacrifice, altruism and unselfishness.

Sachiyo Nomura has showed us how it is possible to manage a perfect balance between workload and well being in Japan.

Finally, Bruno Silverstein has reflected on the moral injuries that surgery inflicts on surgeons and, subsequently, lead to burntout.

Se cumplen 5 años

El 30 de septiembre se cumplirán 5 años de la jubilación de «mi jefe», el Profesor Jesús Alvarez Fernández-Represa, jefe del extinto Servicio de Cirugía I del Hospital Clínico San Carlos y catedrático de Cirugía de la Universidad Complutense de Madrid, además de Presidente de la Real Academia de Doctores.

Y lo confieso, le echo de menos.

Después de haber sido, durante mi carrera de Medicina en la Universidad Complutense, alumno interno con el Profesor Durán Sacristán en el Servicio de Cirugía I, resultó natural la elección de hospital y servicio cuando me llegó la hora de tomar la decisión en el recinto ferial de la Casa de Campo, después de superar el examen MIR.

Desde enero de 1991 hasta el 30 de Septiembre de 2012, durante 22 años, fui su residente, facultativo especialista interino, profesor asociado, facultativo especialista fijo, jefe de sección y profesor titular. Así que yo no sería quien soy sin él. Me enseñó a operar, pero también otras cosas más importantes; me demostró como un cirujano nunca pierde los nervios, ni desprecia a sus ayudantes, ni les maltrata de palabra u obra por muy compleja que sea la intervención. Eso sólo demuestra miedo, incapacidad y falta de preparación. Me mostró como, cuando te juegas la vida de otro ser humano encima de una mesa, la autoridad se consigue con el silencio no con los chillidos. O tarareando la música de «Los hombres de Harrelson». Además, me ayudó a investigar en cosas alocadas, como el transporte de cloro y la regulación de canales de membrana en el epitelio intestinal. Me dejó tener mi propio laboratorio de patobiología del epitelio intestinal y escribimos capítulos de libros juntos y fuimos co-autores de más de 40 artículos científicos.

Me dio libertad para que me confundiera a lo grande. Y respetó mis éxitos, sin sentirse amenazado. No tenía por qué. El estaba muy por encima de eso.

Nuestra relación a lo largo de los años no fue una balsa. Yo siempre le exigía más. Como jefe, le pedía cambios, criticaba sus decisiones, me peleaba con él, más en privado que en público.

Y cinco años después, ahora que soy director médico del Hospital, he comprendido que fui injusto e infantil, «inmaduro» como él me llamaba, que le pedía cosas sin entender lo complicado que es conseguirlas, sin asumir que no estaba en su mano.

Un día en mi despacho, después de su jubilación, se lo reconocí: «Ahora comprendo lo difícil que era su situación, lo difícil que resulta ser jefe».

He tenido suerte, mucha suerte. Porque algunos logros me los he ganado yo, pero el esencial, el trabajo como facultativo especialista en el Hospital Clínico, se lo debo a él.

El confió en mi.

Nunca se lo podré agradecer lo suficiente.

ESCP 2016 en Milán

Entre el miércoles 28 y el viernes 30 de Septiembre se celebró en Milán el Congreso de la European Society of Coloproctology. En la ciudad italiana se dieron cita especialistas de todo el mundo para presentar y debatir sobre la asistencia, la docencia, la investigación y la innovación en cirugía colorectal.

El congreso ha sido un verdadero éxito en términos de asistencia y calidad de las presentaciones. También ha sido importante el refuerzo de los grupos de investigación colaborativos a nivel nacional e transnacional. Los estudiantes han tomado un papel preponderante Pero la verdadera novedad ha sido la apuesta de la ESCP por la transformación digital de la reunión. Para ello se organizó, primero, una mesa redonda el día 28, moderada por el doctor Steve Wexner de la Cleveland Clinic en Florida, bajo el título «Coloproctology. How to start to engage online and future developments in surgical social media».

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Además, durante todo el congreso se ha animado y facilitado la difusión de los contenidos en los medios sociales, incluyendo la transmisión por Periscope de algunas intervenciones.

Sin duda, eso ha llevado a un gran impacto del congreso. Esto ha podido cuantificarse a través de symplur.com. La participación individual e institucional ha sido variada y se ha visto reforzada por la interacción con profesionales que no estaban físicamente en el congreso.

El impacto global ha superado los 9 millones de impresiones, es decir, los tuits marcados con el hashtag #escp2016 han sido vistos más de 9 millones de veces. Con ello, también se ha incrementado el impacto de la comunidad creada alrededor de #colorectalsurgery.

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Finalmente, hay que resaltar la implicación de múltiples profesionales, pero también de sociedades científicas como la propia European Society of Coloproctology y, además, la Asociación Española de Cirujanos o la American Society of Colon and Rectal Surgeons.

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Sin duda, la capacidad de los cirujanos para conectar, infectarse con nuevas ideas y conocimientos, y crecer como profesionales y como sociedad, ha quedado de nuevo demostrada.

Graduación 2010-2016

La graduación de la promoción 2010-2016 de la Facultad de Medicina-Hospital Clínico San Carlos ha sido la primera en la que, en mi calidad de Director Médico del Hospital y de profesor de la Universidad Complutense de Madrid, he tenido que estar en la mesa presidencial y dirigir unas palabras a la nuevos graduados.

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Eso me ha obligado a ponerme el traje académico y a desfilar, como en un rito de iniciación, por el Anfiteatro Ramón y Cajal de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, bajo los acordes de «Jesús Alegría de los hombres» interpretado al violín.

El acto ha tenido momentos emocionantes, con la entrega de la beca y del diploma a los alumnos de la promoción. Y después de realizar el Juramento Hipocrático, el decano Prof. José Luís Alvarez-Sala me ha expresado el agradecimiento a los médicos del Hospital Clínico y dos de mis antiguos alumnos, ahora nuevos colegas, han tenido bonitas palabras para mi.

Han recordado mi insistencia en el tacto rectal y mi insensible sinceridad con el «quien no mete el dedo, mete la pata». También han glosado mi figura pública, señalando que aparezco más en televisión que los deportistas de éxito, que soy un cirujano 2.0 y que, para no quedarme ahí, acabo de sacar mi primera novela.

Había que estar a la altura. Esperaban mis palabras. Y este es mi breve discurso:

Ilmo Sr. Decano, autoridades académicas, Sr. Gerente del Hospital Clínico, profesores, colegas, señoras y señores:

Quiero felicitarles a ustedes y a los suyos, padres, hermanos, familia, novios y novias, amigos y profesores por este nuevo hito en sus vidas. Y lo hago porque, como diría Hillary Clinton y en homenaje al Prof. Fernández-Cruz, «it takes a village«.

En este acto celebramos su éxito académico y, tras la oportuna colegiación, su incorporación a la profesión médica. A la vez, entran a formar parte de la historia del Hospital Clínico San Carlos, una institución de 229 años de antigüedad, paradigma de la asistencia, la docencia e la investigación biomédica española e internacional, que hoy tengo el honor de dirigir.

Sin duda, tras esta celebración comienza otro periodo de incertidumbre ante el futuro profesional. Algo que no es nuevo para ustedes. Muchas preguntas surgirán a lo largo de los próximos meses, dudarán sobre el examen MIR, sobre la especialidad a escoger, sobre el hospital donde realizar su formación…

Quiero pedirles que no se desanimen, que no crean que existe un destino del que no pueden escapar. Somos todos, con nuestra forma de pensar, con nuestras ideas y creencias y nuestra forma de actuar los que construimos lo que existe, lo que vemos y vivimos. Son ustedes arquitectos de nuestro futuro. El de todos. Y serán los médicos que nos cuiden al enfermar, que investiguen nuevas soluciones a problemas sin resolver y también formarán a las próximas generaciones de profesionales. Exactamente igual que los que estamos en el estrado, o muchos de los que se sientan entre ustedes.

No son estas responsabilidades menores. Lo sabemos. Pero son personas excelentemente preparadas para afrontar esos retos. Tienen la capacidad, la actitud y las herramientas para ello. Aunque no basta con eso. Esperamos también que sean ustedes buena gente . No se puede ser un gran médico sin ser una buena persona.

No quiero extenderme más. Confiamos en ustedes, para que piensen diferente, para que construyan una medicina mejor dentro de un mundo mejor, y para que nuestra profesión siga teniendo los principios bioéticos de autonomía, beneficencia, no maleficencia y justicia como eje de nuestra relación con los pacientes. Sin olvidar que médicos somos unos pocos, pero pacientes somos todos.

De nuevo, enhorabuena por su trabajo y sus triunfos. Como colegas, pueden contar nosotros, con el Hospital Clínico, para todo aquello en que les podamos ayudar.

Mucha éxito»

Crear Hubs

Estoy parado en Nueva York. Después de levantarme a las 3:00 am y despegar a las 6:30 am de San Diego, me toca esperar a la conexión con Madrid. Llegaré mañana por la mañana a Barajas.

Estos viajes tan largos no me suelen cansar demasiado. Primero, porque me gustan los aeropuertos y los aviones. Me encanta mirar a la gente con la que me cruzo e imaginarme historias, ya sean sobre su pasado, su presente o del futuro. Segundo, porque es una de las pocas ocasiones en que puedo tomarme tiempo para reflexionar sobre lo que me ha pasado y hacia dónde puedo dirigirme.

Ahora mismo, según leo tuits, compruebo que construir intercambiadores, «hubs» de información y conocimiento, puede resultar interesante. En mi caso, relacionados con la profesión médica en todas sus vertientes y con la innovación en tecnología biomédica. Pero no hace falta quedarse en la mera medición de actividad o en el lucimiento como «TweetStar». Hay que ver si somos capaces de inducir cambios en el sistema.

Un ejemplo de éxito es #colorectalsurgery. Lanzamos el hashtag para conectar a la comunidad quirúrgica especializada. Y la European Society of Coloproctology ha asumido un papel de liderazgo en la promoción de dicho ecosistema con notable éxito y con la inestimable aportación del Dr. Richard Brady.

Entre profesionales de tanta capacidad, no cabe más que compartir conocimiento, generar conexiones, promover el progreso mediante la interacción social. No tiene sentido competir. Hay que colaborar.

Y los nuevos líderes no deben ser los que más habilidad tienen para realizar una tarea específica, sino los que son capaces de entender a los demás y conectarlos entre si, sin olvidar que para liderar no hace falta ser mala persona.

Cirugía endoscópica: un viaje virtual desde la oscuridad hasta la cirugía robótica

Mayol Martínez, J. Cirugía endoscópica: un viaje virtual desde la oscuridad hasta la robótica. Seclaendosurgery.com. (en línea) 2002, no, 1. Disponible en Internet: http://www.seclaendosurgery.com/seclan1/art21.htm. ISSN: 1698-4412.

INTRODUCCIÓN.

En el siglo pasado, la cirugía endoscópica ha sido el avance definitivo. Actualmente los cirujanos interaccionan con los órganos a través de mínimas incisiones de manera que se reduce el estrés quirúrgico causado por las grandes heridas. Esta revolución es el resultado tanto de la curiosidad humana como de los más recientes avances de la tecnología. En esta revisión pretendemos analizar, desde una perspectiva histórica, las contribuciones más relevantes desde el punto de vista conceptual y técnico que llevaron a nuestros antecedesores desde la búsqueda de una buena iluminación, que terminó con la invención de la luz incandescente, hasta la primera colecistectomía laparoscópica y el desarrollo explosivo de los procedimientos laparoscópicos. Sin embargo, la revolución laparoscópica no ha acabado y sólo el tiempo dirá hasta dónde nos conducirá.

“A rose is a rose is a rose…”

La cirugía videoscópica es el último gran avance de la Medicina Moderna. Términos como cirugía de cerradura (keyhole) o cirugía mínimamente invasiva se acuñaron para dar nombre a un nuevo concepto: un abordaje menos agresivo de los órganos intracavitarios. Sin embargo, ninguna de estas denominaciones describía satisfactoriamente el cambio cualitativo que había tenido lugar en el ambiente quirúrgico durante la última década del siglo XX. Este atrevido avance es el resultado tanto de la curiosidad como del increíble progreso tecnológico, aunque tanto el entusiasmo como el escepticismo han sembrado el camino de este nueva técnica. En esta revisión vamos a discutir las contribuciones realizadas al desarrollo de la cirugía endoscópica y laparoscópica desde una perspectiva histórica.

LA BÚSQUEDA DE LA LUZ

Aunque la primera descripción sobre el uso de un espéculo para la exploración del recto se remonta a Hipócrates (1), lo cierto es que durante muchos siglos la exploración de las vísceras intracavitarias se vio obstaculizada por la ausencia de una iluminación adecuada. Por tanto, los cirujanos durante este tiempo practicaron su oficio en la oscuridad, guiados únicamente por los síntomas y signos externos de la enfermedad.

A comienzos del Siglo XIX, Philip Bozzini (2) hallo un primer camino para avanzar en la oscuridad mediante el Lichleiter o conductor de luz, que le permitió explorar la uretra de un paciente mediante un tubo y la luz de una vela. Sin embargo, este diseño histórico fue recibido por sus colegas con escepticismo. Otros muchos siguieron los pasos de Bozzini. Segalas en Paris(2), John Fisher en los Estados Unidos (3) y Desormeaux en Paris (4) desarrollaron diferentes modelos de cistoscopios para explorar la vejiga y la uretra. Éste diseñó un instrumento que se servía de espejos para hacer pasar la luz a través. La fuente de luz era una mezcla de alcohol y turpentina.

En esta búsqueda de la luz, Nitze presentó un cistoscopio con iluminación mediante un alambre de platino que era refrigerado por agua (3,4). Este diseño se basaba en las contribuciones de Bruck, un dentista que utilizó la misma tecnología para iluminar la cavidad bucal. Nitze tenía interés por realizar fotografías a través del cistoscopio, por lo que contactó con Laiter, en Viena, para integrarle en el proyecto. Pero su colaboración se vio interrumpida por rivalidades profesionales, como tantas otras veces.

Thomas Edison inventó (patentó) la luz incandescente en 1879 y Newman la miniaturizó para poder utilizarla con un cistoscopio. Éste fue el diseño precursor del laparoscopio (3). Sin embargo, no fue hasta 1902 cuando Kelling (5), un cirujano alemán de Dresde, realizó la primera laparoscopia mediante un cistoscopio en la cavidad abdominal de un perro. Aunque nada se publicó al respecto, parece que Kelling también realizó el procedimiento en dos pacientes y utilizó el aire ambiente para crear el neumoperitoneo, que él consideraba esencial para conseguir una buena exposición.

La primera experiencia publicada en humanos fue presentada en 1910 por Jacobeaus (6), que fue el primero en acuñar el término laparoscopia. Presentó su serie de 115 procedimiento con una única complicación debida al sangrado. Dimitri von Ott (7) también reclamó haber sido el primero en realizar una laparoscopia, pero su técnica era diferente. En este caso procedía a realizar una incisión en la cúpula vaginal para conseguir acceso a la pelvis y a la cavidad peritoneal mediante un espéculo. Por tanto, se le debe considerar como precursor de la cirugía laparoscópica ginecológica.

LOS AÑOS DEL OLVIDO

Tras un cierto interés inicial por la técnica, sólo algunos cirujanos utilizaron este abordaje y, fundamentalmente, con fines diagnósticos. El primer libro de texto sobre la materia fue publicado por un alemán, Korbsch, en 1927 mientras que otro compañero, Kalk (8), popularizaba el uso de un sistema de visión oblicuo que había desarrollado previamente Kramer al final de la década de los 20. El riesgo de lesión visceral durante la inserción de los trócares ya era motivo de preocupación. De hecho, Orndoff, un internista que había comunicado su experiencia con pacientes sometidos a una laparoscopia diagnóstica con un trocar piramidal (9), creía que la fluoroscopia podía ser una herramienta útil para prevenir las lesiones intraabdominales. El propio Orndoff desarrollo un trócar piramidal que todavía está en uso.

No transcurrió mucho tiempo antes de que los clínicos reconocieran que la creación del neumoperitoneo antes de la inserción de los trócares servía como medida preventiva contra las lesiones por trócar. Goetze desarrolló una aguja especial para la insuflación abdominal que luego fue mejorada por el diseño de Janos Veress (10). Esta aguja con muelle sigue en uso en la actualidad, aunque originalmente se diseñó no para la insuflación abdominal, sino muy al contrario, para producir neumotórax. La utilización del dióxido de carbono para el neumoperitoneo fue propuesta por Zollikofer a comienzo de la década de los 20 (11), y este gas no ha sido reemplazado por ningún otro desde entonces debido a su rápida absorción y a que no es combustible.

El otro cirujano que apoyó con entusiasmo el desarrollo de la laparoscopia como herramienta diagnóstica, con poco éxito, fue Ruddock en Chicago (11). Tuvo la intuición de utilizar la laparoscopia para explorar la cavidad y obtener biopsias para el estudio histológico. Ya en 1937 presentó una gran serie de pacientes sometidos a laparoscopia, que debe ser valorada por su baja mortalidad y su precisión diagnóstica del 92%. Pocos más contribuyeron a la promoción del procedimiento y entre ellos Benedict, un gastroenterólogo, y Waug, un cirujano (11). Éste consideraba que la precisión diagnóstica de la laparoscopia para los cánceres intraabadominales no tenía comparación con ninguna otra exploración. En el ámbito de la ginecología, Palmer fue el principal defensor del procedimiento(12). Él también mostró su preocupación por el impacto de las presiones del neumoperitoneo sobre los pacientes y opinaba que la presión intraabdominal no debía superar los 25 mmHg. En los 50 Frangenheim (13), que diseñó el primer insuflador automático de dióxido de carbono, comunicó otro tipo de complicaciones. Describió con detalle el enfisema subcutáneo, el embolismo aéreo, la perforación intestinal, la hemorragia y las lesiones por calor.

Pero durante muchos años únicamente los ginecólogos practicaron la laparoscopia y la llegaron a utilizar como herramienta terapéutica. De hecho, Kurt Semm puede ser considerado uno de los primeros cirujanos que extirparon el apéndice por laparoscopia. Además, desarrolló un buen número de instrumentos para la laparoscopia terapéutica y un dispositivo automático de insuflación controlada. Durante la misma década, Harold Hopkins, un físico de Oxford, introdujo un sistema de transmisión de luz mediante varillas, lo que supuso un gran avance. Este diseño mejoraba la vision y la resolución de las ópticas. En colaboración con Karl Storz se consiguió la producción de los laparoscopios que utilizamos en la actualidad en los quirófanos.

Durante los años 70, Hasson (14) describió la técnica de acceso a la cavidad peritoneal de manera abierta y comparó sus resultados con los obtenidos con el procedimiento ciego, que requiere la introducción de una aguja de Veress.

La contribución de lo cirujanos generales a la promoción de la laparoscopia era escasa por esas fechas. A finales de los años 70, Berci, Cuschieri y Warshaw estaban entre los pocos que comunicaban el uso de la laparoscopia como método diagnóstico en cirugía general.

EL SALTO FINAL

El salto final hasta el uso actual de la cirugía videoscópica tuvo lugar en los años 80. Eric Mühe, un cirujano alemán, realizó la primera colecistectomía laparoscópica en 1985. Poco después Mouret, en Lyon, llevó a cabo una colecistectomía laparoscópica en una paciente sometida a una intervención ginecológica, pero no la publicó. En 1988, mientras que Francois Dubois realizaba una de sus minicolecistectomías, su enfermera, Claire Jeaupitre, le comentó que la vesícula se podía extraer de la cavidad abdominal por incisiones aún menores de las que él mismo utilizaba. Tras contactar con Mouret y ver la grabación en vídeo (15), Dubois comenzó a aprender las técnicas laparoscópicas en modelos animales y realizó su primera colecistectomía laparoscópica en abril de 1988. Otros, como Perissat en Francia o McKernan en los Estados Unidos siguieron sus pasos. Cientos de cirujanos fueron a aprender la técnica directamente de los pioneros franceses y americanos, lo que dio origen a lo que es comúnmente conocido como la SEGUNDA REVOLUCIÓN FRANCESA.

Desde entonces han aparecido más procedimientos laparoscópicos. Por ejemplo, la apendicectomía laparoscópica fue realizada por primera vez por Debrock en Alemania como procedimiento asistido y la primera experiencia fue publicada por Schreiber en 1987 (16), que tiene el honor de ser el primer cirujano que extirpó un apéndice con inflamación aguda por laparoscopia. Otros atrevidos cirujanos laparoscopistas introdujeron otras técnicas: las de sutura intracorpóreas se deben a Szabo (17).

Kathouda y Mouiel describieron la vagotomía y la seriomiotomía laparoscópica, seguidos por Zucker y Bailey con la vagotomía supraselectiva. La exploración transcística de la vía biliar principal fue comunicada posteriormente por Phillips y Petelin (18). Dallemagne y Hunter (19) popularizaron la reparación laparoscópica del hiato esofágico en el tratamiento del reflujo y la hernia de hiato. E incluso los pacientes oncológicos se beneficiaron del abordaje laparoscópico. De hecho, Peter Goh (20) describió la gastrectomía laparoscópica. Actualmente, hay una gran cantidad de procedimientos que se pueden llevar a cabo por abordaje endoscópico.

La industria se vio sacudida por el terremoto de la laparoscopia. La competición por el mercado llevó al desarrollo de múltiples instrumentos y a la mejora de los sistemas ópticos. Los sistemas laparoscópicos de sutura-grapado supusieron una enorme ayuda para ampliar las opciones terapéuticas. Los sistemas robóticos de sujección de la cámara permiten al cirujano la realización de intervenciones complicadas con menos ayudantes, y la tecnología de 3D puede servir potencialmente en las técnicas quirúrgicas avanzadas.

Sin embargo, la revolución que se inició con la colecistectomía laparoscópica ha enlentecido su paso. Ahora es más difícil encontrar nuevos caminos para realizar nuevos procedimientos por vía endoscópica y obtener los mismos resultados con la vía abierta. En palabra de Nagy y Patterson (21): “Hay muchos escépticos en la comunidad quirúrgica. Sin embargo, el escepticismo parece alimentar el entusiasmo de los verdaderos creyentes en la cirugía laparoscópica…”. Sólo el tiempo lo dirá.

BIBLIOGRAFÍA

1. Semm K. Atlas of gynecologic laparoscopy and hysteroscopy. Philadelphia: W.B. Sanders, 1977.

2. Edmonson JM. History of the instruments for gastrointestinal endoscopy. Gastrointest Endosc 1991;37 (suppl):27-56

3. Belt AE, Charnock DA. The cystoscope and its use. En: Cabot H. Ed. Modern urology. Philadelphia:Lea & Febiger, 1936:15-50.

4. Gunning JE. The history of laparoscopy. J Reprod Med 1974; 12:222-226

5. Kelling G. Ueber oesophagoskopie, gastroskopie un kolioscopie. Munich Med Wochenschr 1902;1:21-24.

6. Jacobaeus HC. Ueber die möglichkeit die zystoskopie bei untersuchung seröser höhlungen anzuwenden. Munich Med Wochenschr 1910;57:2090-2092

7. Ott D. Illumination of the abdomen (ventroscopia). J Akush Zhensk Boliez 1901;15:1045-1049.

8. Kalk H. Erfafungen mit der laparoskopie. Z Klin Med 1929;111:303-348.

9. Orndoff BH. The peritoneoscope in diagnosis of diseases of the abdomen. J Radiol 1920;1:307-325.

10. Veress J. Neus instrument zur ausfürung von brust-oder bauchpunktionen und pneumothoraxbehandlung. Dtsch Med Wochenschr 1939;64:1480-1481.

11. Anderson JR, Dockerty MB, Waugh JM. Peritoneoscopy: an evaluation of 396 examinations. Proc Mayo Clin 1950;25:601-605.

12. Palmer R. Instrumentation et technique de la coelioscopie gynecologique. Gynecol Obstet 1947 ;46 :420-431.

13. Frangenheim H. History of endoscopy. En: Gordon AG, Lewis BV ed. Gynecological endoscopy. Londres: Chapman & Hall, 1988;1.1-1.5

14. Hasson HM. Open laparoscopy vs. closed laparoscopy: a comparison of complication rates. Adv Plan Prevent 1978;13:41-50.

15. Litynski GS. Highlights in the history of laparoscopy. Frankfurt: B Bernett Verlag, 1996.

16. Schreiber JH. Early experience with laparoscopic appendectomy in women. Surg Endosc 1987;1:211-216.

17. Szabo Z, Hunter J, Berci G et al. Analysis of surgical movements during suturin in laparoscopy. Endosc Surg Allied Technol 1994;2:55-61

18. Petelin JB. Laparoscopic approach to common bile duct pathology. Surg Laparosc Endosc 1991;1:33-44.

19. Hunter JG, Trus TL, Brauum GD et al. A physiologic approach to laparoscopic funduplication for gastroesophageal reflux disease. Ann Surg 1996;223:673-685.

20. Goh P, Tekant Y, Isaac Y et al. The technique of laparoscopic Bilroth II gastrectomy. Surg Laparosc Endosc 1992;2:258-260

21. Nagy AG, Patterson EJ. Laparoscopic surgery. En Zucker K ed. Surgical laparoscopy. Lippincot & Williams. 2000:1-11.

XXI Congreso de la SEIQ

Se ha terminado. Después de un año de preparación, dos días de ejecución y fin. Para siempre. Nunca más volverá a ser.

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Los días 15 y 16 de Octubre de 2015 hemos celebrado en el Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UCM el XXI Congreso de la Sociedad Española de Investigaciones Quirúrgicas. En la inauguración contamos con la presencia del Prof. Lizasoain, Vicerrector de Investigación y el Prof. Alvarez-Sala, Decanosde la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

La participación ha sido muy destacada, con 180 inscritos, 150 comunicaciones de las que 90 fueron presentaciones orales, 51 pósters y 9 vídeos. Todo ello demuestra que la I+D+i sigue siendo motivo de interés para los cirujanos. Sin embargo, lo importante ha sido la participación de muchos residentes y estudiantes. Estos últimos han aprovechado la oportunidad que brinda la SEIQ, con sus becas orientadas a fomentar la cultura científica e investigadora de los más jóvenes. No sólo han asistido a las sesiones, sino que han participado activamente.

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Los estudiantes han destacado por hacer presentaciones de gran calidad, con rigor, precisión y brillantez, incluso mayor que la de profesionales mucho más experimentados. Por ello les hemos premiado, con un premio al mejor póster y con tres premios a jóvenes investigadores. Porque en la SEIQ nos gusta reconocer y premiar el esfuerzo, la motivación y el interés por la investigación.

También hemos continuado favoreciendo la interacción de ingenieros y cirujanos, con la presencia de la Sociedad Española de Ingeniería Biomédica, cuyo secretario, el Prof. Enrique Gómez, presidió una de las mesas redondas junto con el Presidente de la SEIQ, el Prof. García-Alonso.

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Se han presentado trabajos en el más amplio espectro de la I+D+i, como los modelos quirúrgicos, el estudio de las rutas celulares, el análisis clínico de los resultados de las diversas técnicas o, incluso, el estudio del impacto de las redes sociales en las publicaciones científicas.

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Nuestro congreso ha tenido también participación internacional con conferencias y comunicaciones de Francia, Reino Unido y Portugal. Y empezó el Prof. Raul Paus, de la Universidad de Manchester, que nos ilustró sobre las aplicaciones del conocimiento del folículo pilosebáceo en la cicatrización.

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Quiero destacar, también, la conferencia del BJS impartida por la Dra. Gabriella Pittau y que nos mostró las aplicaciones de las cámaras de fluorescencia en la cirugía hepática. No sólo fue una conferencia de utilidad para los cirujanos digestivos, sino que otros especialistas detectaron posibilidades para sus pacientes.

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El año que viene el XXI Congreso se celebrará en Cáceres, organizado por el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón. Allí nos veremos.

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