Conectoma

Es posible que todo lo que termine haciendo nuestro cerebro al interpretar la realidad sea lo mismo, y visualicemos cada cosa que hacemos con elementos comunes .

Todo se nos parece a todo. Datos que pasan a información, que pasan a conocimiento, que pasan a ser patrones de comportamiento ante problemas similares (eso que llaman sabiduría). O intuición.

La complejidad de la red
Detalle de las conexiones y flujos de información en Twitter de las 500 cuentas más influyentes que se relación con la mía (punto azul de mayor tamaño). El punto azul más grande y más próximo es Steve Wexner

Cuando hace algo más de diez años comencé a utilizar Twitter, no parecía posible que, en tan poco tiempo, fuésemos a disponer de herramientas para capturar los flujos de información y las conexiones entre cuentas a un coste realmente asequible. No entre dos o tres cuentas, entre cientos de cuentas o miles de cuentas que representan a personas dentro de una plataforma.

Podían ser la representación de neuronas conectadas, podría ser la representación de aeropuertos y vuelos de conexión, o cualquier otra cosa. Pero siempre terminamos representando la realidad de una forma común y análoga. Tendemos a ver la realidad de una determinada manera y a aceptarla en su representación porque es la que nos gusta.

Twitter and T84 cell culture: a short story

BIH, circa December 1994.

– JBM: Would you be interested in coming back?
– JM: For sure, after I am done with my residency..

And in early 1996 my family and I left Madrid for Boston, landing at Logan during one of the worst blizzards ever. I would join Jeff Matthews’ lab at the Beth Israel Hospital, later Beth Israel Deaconnes Medical Center.

At that time, I ignored that T84 cells were going to be an important companion over the next years. And maybe for the rest of my life.

I did not have the slightest idea of what cell culture, T84 cells, electrophysiology, Ussing chambers, dual-voltage clamp or patch-clamping meant. My natural instinct was to go down to the BIH library (a small but splendid one) and hide myself behind a mountain of books and articles that I thought would be helpful to accelerate my learning.

This was a totally unintelligible field, due to the absence of any previous experience from my side. Long conversations with Jeff, Bruce, Cecilia, Tim or Jeremy helped me more than any article. Tacit knowledge may be more relevant that explicit knowledge for a beginner. But I must admit that for weeks, at lab meetings, silence and the «tell-me-more look» were the only signs that the rest of the team received from me.

I learnt to take care of T84 cells. I grew my own T84s, not HT29s that I very much disliked because they were more undifferentiated and more appropriate for Hodin’s lab (excellent work, Inram). These cells were my friends for hours in the hood, in the lab, night and day, day and night.

There were flasks, and buffered solutions, and calf sera, and antibiotics, and pipettes, and time, light, temperature. One must treat them well, feed them and let them thrive in monolayers. If you take good care of the monolayers, keep them safe, they will answer your questions.

And they did. In less than six months the first manuscript aimed at the American Journal of Physiology (Cell Physiology) was ready to be submitted. And we were successful!

T84 cells have a well-stablished shape to execute their functions and tightly join each other to form a monolayer, a barrier that resembles what we see in our intestinal mucosa. When externally stimulated, signals are released. Internal communication pathways are activated through different second messengers and cells communicate among themselves in order to coordinate their responses, the vectorial transport of chloride from the basolateral to the apical side, while maintaining the monolayer intact.

But let me go back to the beginning.

I was unaware of how T84 cells had immensely contributed to overcompensate my strong shyness, while responding to my insane curiosity, until I read Graham Mackenzie’s reflection on social media and cell culture.

I like stories, I am addicted to questions. So in the JBM’s lab I had all I could ask for. Sat in my chair, with a dual-voltage clamps and my T84s grown in wells, I couldn’t stop throwing questions to them. Often times, they responded with unexpected answers. In some instances, they gave me the answer that I was expecting or did not respond because the question was wrongly formulated. Then, I could get excited sharing my little findings with people that were far more intelligent than me. That brings enough confidence to go beyond our personal limitations.

Of course there was some noise. But when noise disturbed me, it was just the result of my inability to listen to the exciting stories that my T84 cells were telling me. Noise is meaning at a different scale.

I joined Twitter following Jeff Matthews’ steps. Maybe what I experienced and learnt during my stay at Matthews’ lab helps me enjoy social media more than what most people do. Maybe B¡because, like cell culture, social media is growing a network with more connected people, more diverse, increasing the density of connections and letting information freely flow from one person to another.

If I cultivate the network, if I sincerely connect with other people, they will enjoy answering questions with me. We may not be right all the time, but we enjoy the pleasure of figuring things out together.

That’s why I love what I do and I do what I love.

«Social media provides ways to understand who makes and shares health stories, the potential audience, and the stories themselves» – Graham Mackienze

Twitter para cirujanos profundamente superficiales

Es difícil olvidar cuando, hace años, me preguntaban de qué servía Twitter, si no era una pérdida de tiempo, un pasatiempo sin valor para un profesional de la Medicina. La verdad es que parecían tener razón. Pero a mi me mantenía enfocado; tanta información fluyendo evita que me disperse.

Es cierto que en Twitter, como en otras muchas redes sociales, hay mucha banalidad. Pero reconozcámoslo, los seres humanos somos muy banales. Hablamos de cosas sin sustancia con mucha frecuencia. De hecho, no imagino que los premios Nobel se levanten por la mañana debatiendo sobre el Ulises de Joyce, el bosón de Higgs, o cualquier otro pensamiento profundo. Muy profundo.

Lo que es cierto es que n el último año he sido coautor de un editorial, un artículo de cabecera, una revisión y dos originales relacionados con Twitter y cirujanos colorectales. Uno ha sido en Cirugía Española. El resto en BJS, Colorectal Diseases y Clinics of Colon and Rectal Surgery. Prácticamente, he cubierto mi cupo de publicaciones para un sexenio investigador.

Así que cuando me pregunten si me merece la pena tuitear tanto y pasar tanto tiempo en redes sociales, tendré una contestación contundente a mano.

De momento, les recomiendo que lean este artículo de cabecera del BJS

Crear Hubs

Estoy parado en Nueva York. Después de levantarme a las 3:00 am y despegar a las 6:30 am de San Diego, me toca esperar a la conexión con Madrid. Llegaré mañana por la mañana a Barajas.

Estos viajes tan largos no me suelen cansar demasiado. Primero, porque me gustan los aeropuertos y los aviones. Me encanta mirar a la gente con la que me cruzo e imaginarme historias, ya sean sobre su pasado, su presente o del futuro. Segundo, porque es una de las pocas ocasiones en que puedo tomarme tiempo para reflexionar sobre lo que me ha pasado y hacia dónde puedo dirigirme.

Ahora mismo, según leo tuits, compruebo que construir intercambiadores, «hubs» de información y conocimiento, puede resultar interesante. En mi caso, relacionados con la profesión médica en todas sus vertientes y con la innovación en tecnología biomédica. Pero no hace falta quedarse en la mera medición de actividad o en el lucimiento como «TweetStar». Hay que ver si somos capaces de inducir cambios en el sistema.

Un ejemplo de éxito es #colorectalsurgery. Lanzamos el hashtag para conectar a la comunidad quirúrgica especializada. Y la European Society of Coloproctology ha asumido un papel de liderazgo en la promoción de dicho ecosistema con notable éxito y con la inestimable aportación del Dr. Richard Brady.

Entre profesionales de tanta capacidad, no cabe más que compartir conocimiento, generar conexiones, promover el progreso mediante la interacción social. No tiene sentido competir. Hay que colaborar.

Y los nuevos líderes no deben ser los que más habilidad tienen para realizar una tarea específica, sino los que son capaces de entender a los demás y conectarlos entre si, sin olvidar que para liderar no hace falta ser mala persona.

Un médico en las redes sociales

Esta tribuna es de 2010, en Diario Médico.

Mark Zuckerberg descubrió el poder de la tecnología de la comunicación en internet tras ser abandonado por su novia. En Harvard, no pertenecer a la élite de las hermandades supone no tener una vida social que merezca ser llamada así. Y ante la tragedia de quedarse sin novia y no pertenecer a ninguna hermandad, desarrolló Facebook para cambiar el flujo de poder social de una manera rápida y poderosa, atrayendo a mayor número de universitarias de lo que nunca hubiera soñado. Como subproducto, terminó convirtiéndose en el multimillonario más joven del mundo. Seis años después las redes sociales en internet son la mayor redistribución incruenta de poder que se ha producido activamente en la historia de la Humanidad. Todo gracias al poder de la comunicación.

Bien es cierto que el motor de este movimiento ha sido una necesidad básica de los seres humanos: el intercambio de genes. No resulta por tanto chocante que, según datos de marketer.com, casi un 80 por ciento de la generación del milenio (menores de 23 años) tenga una cuenta activa en una red social. Pero no sólo ellos están en la conversación. Cada vez más adultos se unen a este movimiento. En Estados Unidos, aproximadamente un 40 por ciento de los mayores de 65 años tienen una cuenta. ¿Por qué los adultos se están incorporando también a las redes sociales en internet? Porque se van dando cuenta de la potencia que tienen estas herramientas para comunicarse con otros seres humanos con los que intercambiar memes.

Fuente de contenidos
De lo expuesto anteriormente se deduce que, cada vez más, nuestros conciudadanos van a usar las redes sociales para buscar información y comunicarse. De hecho, internet ya es la mayor fuente de contenidos médicos de la que disponen. Y es allí donde los médicos deberíamos estar para ofrecer nuestros servicios y para compartir nuestro conocimiento. Pero a los médicos se nos ha entrenado específicamente para hacer diagnósticos diferenciales y aplicar tratamientos complejos, no para comunicarnos con nuestros pacientes de una manera efectiva. Y ese es un gran error, porque la curación comienza con la comunicación. Es el proceso clave, el fundamento de la calidad percibida o lo que suele denominarse humanismo médico. Claro que no es fácil cambiar una tradición milenaria de monopolio y ferreo control de la información de calidad, totalmente justificado por el modelo paternalista de la relación médico-paciente. Los cambios no gustan. Dicho esto, no es sorprendente encontrarse con fuertes opiniones contrarias a las nuevas redes sociales, más aún en el ámbito sanitario, porque son vistas como un elemento de levedad intelectual e inmadurez profesional. Personalmente, no creo que la credibilidad profesional o científica se deba sustentar en negarse a compartir el conocimiento con aquéllos que no tienen una formación como la nuestra. Muy al contrario, es parte de nuestra responsabilidad social transmitir a la sociedad, de una manera comprensible para todos, lo que sabemos, lo que ignoramos y lo que aprendemos como resultado de la investigación que llevamos a cabo con fondos públicos.

Por otro lado, las redes sociales no son un invento reciente. Han existido desde que los homínidos, animales poco dotados físicamente, optaron por agruparse y desarrollar el lenguaje para tener ventaja competitiva en la lucha por la supervivencia. Después de varios milenios, en el ámbito sanitario, las sociedades científicas o los colegios profesionales han sido redes sociales basadas en el modelo de poder imperante. La diferencia actual es el poder de la herramienta, internet, que ha modificado la distribución del poder.

Redefiniendo la comunicación
Sin duda, estamos en un momento clave de la redefinición de la comunicación en el ámbito sanitario entre pacientes y profesionales. Y debe haber profesionales e instituciones comprometidos con el liderazgo de la innovación tecnológica sanitaria. Por ello y para explorar la capacidad de las redes sociales entre profesionales, durante los últimos años hemos lanzado iniciativas en tres grandes redes sociales: Facebook, Twitter y LinkedIn.

Twitter es una forma de microblogging, muy popular entre profesionales del mundo sanitario, en la que mediante mensajes de 140 caracteres se pueden comunicar contenidos relevantes para la red de seguidores. En Twitter, en colaboración con Diario Médico, el Hospital Clínico fue la primera institución europea y la segunda a nivel mundial desde la que se retransmitió una intervención quirúrgica de la Unidad de Cirugía Guiada por la Imagen. Además, la utilizamos para mantener la actividad de la plataforma tecnológica iSurgitec, en la que participan, junto al Servicio de Cirugía I, el Departamento de Cirugía de la Universidad de Chicago, el Hospital Henry Ford de Detroit o el Servicio de Cirugía del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Para terminar, disponemos del canal @iClinicoMadrid, en el que la Unidad de Innovación (creada con el apoyo del Instituto de Salud Carlos III) difunde noticias de innovación sanitaria. En Facebook hemos desarrollado un grupo en código abierto, Med&Learn, moderado y alimentado por especialistas para compartir contenidos docentes. Y finalmente, en la red profesional LinkedIn hemos creado el grupo Incubadora de ideas-HCSC, la marca de nuestra sesión de creatividad en tecnología sanitaria que se celebra mensualmente en el hospital. Este grupo está formado por más de 120 profesionales de distintos ámbitos que han desarrollado un espacio colaborativo para la innovación tecnológica.

Las redes sociales en internet son una innovación tecnológica que está cambiando la manera que los seres humanos tienen de relacionarse. No podemos mantenernos ajenos. No podemos ser meros espectadores. Los profesionales debemos implicarnos y liderar la evolución de estas herramientas para mejorar la comunicación con nuestros pacientes y con nuestros colegas. Debemos explorar las posibilidades de las nuevas tecnologías aplicadas a la sanidad. Aunque bien es cierto que los exploradores tienen que asumir una alta mortalidad. Suele reconocérseles porque son los que tienen las flechas en la espalda

El smartphone en la cena de Nochebuena

Esta noche, cuando os dispongáis a cenar, ¿dónde vais a poner el teléfono, a la derecha o a la izquierda?

El smartphone es un artilugio que ha cambiado nuestras vidas. Más aún en estas fiestas. No hay cuñado que no se resista a contestar los mensajes que le envían por whatsapp.

Y siempre puedes dedicarte a mirar Twitter mientras cenas