No era una estrella…

Pensó.
Una vez más.
Y de nuevo creyó que había pensado algo original.
Diríase que único.
Genial.
Pero sólo era otra mierda de pensamiento.

Un orgiastico enjambre de voces le hizo el coro.
Uno tras otro repitieron su mierda de pensamiento.
Como un martillo pilón.
Se le metió la idea en la cabeza.
Era una estrella.

Empezó a brillar.
Desde dentro.
Por fuera.
Y los cobardes se encendían con él.
Los miserables también.
Parapapapapa… Papara…
Parapapapapa… Papara…
No era una estrella.
Sólo un bombilla

Las mañanas de San Francisco

Cuando salió a la calle, decidí seguirla.

Como su sombra.

Desde el Mondrian.

En Union Square.

La mañana en San Francisco era clara y fría.

Como su sombra en mi cerebro.

Tomó Market Street.

A la derecha.

A Castro.

La calle estaba salpicada.

Gente que había perdido. La casa. La familia. El amor. O, simplemente, la razón.

Ella no paró. Hasta llegar a Castro Street.

She left a soul shadow on my mind…

Smartphones en el quirófano

No es fácil hacer entender a las personas que están en el quirófano lo que me molesta el sonido de un teléfono. O el de los mensajes que llegan a los smartphones.

Las distracciones electrónicas pueden llegar a convertirse en un problema de seguridad para el paciente. Por eso me surgen las siguientes preguntas:

¿Debe prohibirse introducir smartphones en el quirófano?
¿A todo el mundo?
¿Está justificado que todo el personal del quirófano entre con el teléfono en el bolsillo?
¿Encendido?
¿Que lo saque para mirar?
¿Que conteste un mensaje?
¿Que conteste una llamada?