Muchos hemos sido los que abrazamos la «medicina basada en la evidencia» como modelo científico del ejercicio de la medicina. Y eso a pesar de que en 1996 The Lancet se manifestó en contra.
No creencias. No prejuicios. No saltos de fe. Sólo y únicamente datos objetivos obtenidos en un modelo «cuasi-experimental».
Sin embargo, incluso la «medicina basada en la evidencia» tiene serios defectos que la convierten en una «semi-religión».
Voy a resumir cuatro grandes problemas apuntados, entre otros, por John Ioannidis:
1. La mayoría de la práctica médica no está fundamentada en datos obtenidos en estudios prospectivos aleatorizados.
2. Gran parte de la «evidencia» que apoya la práctica médica tiene defectos metodológicos
3. La mayoría de la «ciencia médica» obtenida a partir ensayos prospectivos aleatorizados no cumple los principios del método científico (raramente es reproducible)
4. Se produce un salto de fe cuando se asume que los resultados obtenidos en un ensayo clínico prospectivo aleatorizado, en unas determinadas condiciones, son exactamente los mismos resultados que se obtienen en la realidad (con otras condiciones, otros pacientes con otras comorbilidades, otros profesionales, otra institución…)