Healthcare IoT

El concepto «internet of things» (internet de las cosas) fue propuesto en el MIT por Kevin Ashton, a finales del siglo XX y surge de la evolución tecnológica que relaciona la interconexión digital de los dispositivos que nos rodean con la ideología del internet del siglo XXI:

1. Detección de datos e información personal
2. Interconexión social
3. Comunicación en red
4. Almacenamiento de datos
5. Computación en nube
6. Minería de datos
7. Inteligencia artificial

Actualmente, un gran número de objetos están diseñados para detectar y transmitir datos individuales relacionados con la actividad personal y social. Y de todos el más relevante es el teléfono móvil.

Este dispositivo, el teléfono móvil, evolucionó de ser un mero terminal de comunicación interpersonal por transmisión de voz a un sensor/conector del individuo con internet y, por tanto, con el resto del mundo enganchado a la misma red. Pasó de ser un «cell phone» a ser un «smartphone». De tonto a inteligente.

Pero ahora, poco tiempo después del lanzamiento del iPhone, el dispositivo que inició la popularización del teléfono inteligente, queda poco que no sea potencialmente «inteligente». Gafas, camisetas, calcetines, zapatillas de deporte, lentillas, frigoríficos, coches, edificios… incluso hay condones inteligentes.

Parece evidente el potencial uso de los datos recogidos por todas estas «cosas» con fines médicos y sanitarios. Sin embargo, no resulta fácil entender como toda esta información acumulada se utilizará para hacer realidad una medicina 5P, personalizada, predictiva, participativa, preventiva y poblacional.

De entrada, carecemos de un modelo de uso sensato. Y si lo tuviéramos, sería antiguo, porque la sociedad no evoluciona a la misma velocidad que la tecnología. Es el precio que pagamos por la ley de Moore.

La inteligencia no está en las respuestas, sino en las preguntas que tenemos que afrontar con los datos sanitarios. Pero resulta que, más que preguntas, a mi me vienen a la cabeza meras conjeturas:
¿Qué significan determinados datos en un individuo?
¿Nos estamos dejando alguno fuera?
¿Significan lo mismo en todos?
¿Estamos recogiendo datos innecesarios?
¿Qué haremos cuando detectemos cambios en los datos?
¿Qué capacidad de predecir algo relevante tienen?
¿Qué impacto tiene recoger y almacenar datos en la salud individual y de la población?
¿Cómo almacenamos los datos?
¿Cuánto tiempo se guardan?
¿Dónde se guardan?
¿Quién los guarda?
¿Quién los explota?
¿Quién paga esta fiesta de información?
¿Qué valor estamos dando a pacientes, profesionales y gestores?

Os recomiendo este informe de Intel Security, antes McAfee, sobre la sanidad y el internet de las cosas.

Mobile World Congress 2015 – Health

He pasado un par de días en Barcelona para asistir al Mobile World Congress 2015. Mi interés primordial eran las sesiones de salud.

En mi primera reunión con los promotores de un fondo de inversión USA para compra de empresas de mHealth, dos expertos profesionales de la industria tecnológica me sorprendieron con su visión de transformar la asistencia sanitaria de manera global a través de la instrumentalización de la tecnología móvil. Continua creciendo la idea de que las industrias tecnológicas dejarán de vender aparatos o dispositivos para pasar a vender servicios.

En cuanto a las aplicaciones de salud en el MWC, podría resumir mi impresión general en: mucha empresa tecnológica abducida por los «wearables«, pero poco trabajo sobre modelos de aplicación, contenidos y pruebas de concepto sobre el valor ofrecido a los pacientes. Con la excepción de un amigo, el Dr. Llordachs que continua ampliando su éxito con Doctoralia.

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Para el resto de las aplicaciones en salud, la tecnología no para. Avanza a un ritmo insostenible para la sanidad. La ley de Moore ha acabado haciendo mucho daño. Y eso queda patente en el MWC2015Health. Además, de innovación no hay tanto.

Hay juventud, sin duda. Pero diversidad y colaboración no se encuentran fácilmente.

Por otro lado, la línea de pensamiento que predomina tiene más bien poco de connected health. Es todo IoT, the internet of things. Aunque soy un total ignorante, me temo que la lógica sigue este simple algoritmo:

Se pueden poner sensores en las cosas + los sensores miden datos y constantes vitales de los individuos + los datos se pueden transmitir y acumular + hay herramientas para analizarlos + se pueden encontrar patrones + se pueden presentar a individuos y profesionales sanitarios de manera «cool» = mejora en la atención a los pacientes crónicos .

One app to rule the world
One app to find them
One app to bring them all
And in the darkness… Big Data!

Hay mucho más sobre lo que discutir, pero mi resumen es que queda mucho trabajo por hacer. Y no es en el campo tecnológico, sino en el de los modelos asistenciales y la esfera social.

PD: Lo mejor, el tiempo de risas con los amigos Llordachs y M&M (Moro y Segura). Y una charla desde la Fira al Sant Pau con Ivan Belmonte