No sé si estamos en una montaña rusa o en una ruleta rusa. «Celebrar o morir» parece ser el lema de muchos, tal como muy bien ha descrito Rafael Bengoa.
No sé si es que estamos anestesiados. O simplemente somos narcisistas malignos, con mucha empatía cognitiva pero poca afectiva.
A juzgar por todo lo que se ve, lee y escucha en los medios, todos alcanzamos a comprender muy bien lo mal que actúan los demás. Lo que no tenemos tan claro es cómo actuar cada uno de nosotros. Porque si lo supieramos, ¿estaríamos tal como estamos?
El dolor que expresamos debe ser, en gran medida, fingido. Si no, sería insoportable.