Adiós 2015: Ain’t no stopping us now

Un día como hoy, el 31 de diciembre de 1995, salía del Hospital Clínico con una bolsa llena de cosas. Había terminado mi última guardia como residente en la Recuperación Quirúrgica y, a la vez, los cinco años de formación especializada. A partir del 1 de enero de 1996 me podría llamar, oficialmente, «cirujano».

Aún hoy, 31 de diciembre de 2015, recuerdo con total claridad mi recorrido hasta el coche, que estaba aparcado en Isaac Peral, casi esquina con Julián Romea. Abrí la puerta, dejé mis cosas en el asiento trasero y me senté al volante.

Antes de abrocharme el cinturón, eché un último vistazo al edificio en el que había estudiado la carrera, escrito mi tesis doctoral y completado la formación como cirujano general y del aparato digestivo. Intenté, como hago casi siempre, fijar la imagen por si nunca tenía ocasión de volver a trabajar allí. Quería llevármelo como recuerdo para siempre en la memoria.

Ya sabía cual era mi siguiente destino. El Fondo de Investigación Sanitaria del Instituto de Salud Carlos III me había concedido una Beca de Ampliación de Estudios para irme un año a Boston, al Departamento de Cirugía del Hospital Beth Israel.

Eso sí que iba a ser un gran cambio.

Nada de zonas de confort.

Empaquetar un par de maletas y marcharnos, todavía sin un apartamento alquilado. En 1996 la administración norteamericana cerró por los enfrentamientos de Clinton con el Congreso. Y cayó la famosa blizzard del 96.

Hay que recordar que en 1995 no había posibilidad de hacer visitas virtuales o alquilar un apartamento on-line. Sólo me servía la experiencia previa en la ciudad, durante la rotación como residente en 1994: una habitación alquilada en Coolidge Corner hasta que encontrara un apartamento lo más próximo posible al hospital (que luego resultaría ser uno en la torre del Children’s en la Longwood Galleria).

Me resultaba imposible predecir lo que iba a pasar. Pero pasó. Y he llegado hasta el ahora en unos 20 años magníficos. He conocido a personas extraordinarias, he visitado lugares increíbles, he tenido opciones inimaginables para estar absolutamente satisfecho con mi vida personal y profesional.

Pero ahora quiero pensar en los próximos 20 años. Y lo cierto es que el 31 de diciembre de 2035, en el mejor de los escenarios posibles, estaré jubilado.

Así que no voy a dejar pasar ni una de las oportunidades de hacer cosas distintas y que resulten interesantes. No voy a decir que no si se me presentan. Me da igual lo que me digan. Sigo dispuesto a probar y confundirme. A ensayar y rectificar. No me resignaré a pasar los próximos 20 años de mi vida viendo crecer un árbol. Salvo que me haya incorporado yo mismo al paisaje. En ese caso, no me quedará otra.

PD: Y seguiré intentando enviar el ascensor para abajo

I can’t get no..

El próximo lunes 14 de diciembre se acaba un ciclo de tres meses que, hasta donde recuerdo, ha sido el más intenso de mi vida profesional. Le he puesto nombre a esa gira que va llegando al final…. «I can’t get no…»

En estos tres meses he pasado por más de una docena de ciudades. Visitas de variable duración a Barcelona, Santiago, Bilbao, Valencia, Sevilla, Málaga, Toledo, Valladolid, Granada, Oviedo, Manchester, Dublín, Londres o Munich, entremezcladas con conferencias y congresos en Madrid o apariciones en televisión, en La Mañana, con Mariló Montero y mi «partner in crime», Alejandra Vallejo-Nágera.

Como en cualquier gira, me veo impulsado a hacer un balance de cierre. No entiendo muy bien el por qué de está necesidad interior de reflexión y análisis de lo que ha ido pasando durante este tiempo. Es una autodemanda de auditoría sobre lo que he ganado y perdido en el camino.

Claro que eso no viene sin un precio. El diagnóstico que me ha hecho un amigo radiólogo es «parálisis por sobreanálisis en un punto de incertidumbre en un obsesivo del control»

Aún así me voy a atrever, y lo primero que me pregunto es ¿por qué lo he hecho?

Y las respuestas que uno tiene para justificarse, más o menos elaboradas, suelen ser mentira. Construimos grandes discursos sobre una misión transcendente, altruista, de contribución a la sociedad. Y sí, vale. Pero en realidad, cualquiera que se ponga a trabajar tan intensamente en un proyecto así lo hace por cuestiones relacionadas con el «yo». Por el placer que produce mostrar a otros cómo mirar el mundo desde una nueva perspectiva. O por el gusto de que las ideas sean escuchadas y encuentren su lugar en el cerebro de la audiencia. Y por sentirte válido o validado, después de años de intentar escribir una historia.

Son esas pequeñas miserias de cualquier ser humano.

La siguiente pregunta que me surge es ¿cómo lo he hecho?.

Esta es más simple de responder: con organización desorganizada, incertidumbre, sacrificio personal y familiar, tiempo de no dormir y mucho mucho mucho equipo. El coste de oportunidad ha sido elevado, sin dudarlo. Porque además, durante este tiempo, le he dado vueltas a la cabeza lo suficiente como para ejecutar un deseo que llevaba arrastrando desde la adolescencia, aquel día en que cogí cuaderno y bolígrafo, y empecé a escribir una historia.

Finalmente, ¿qué he conseguido?

Pues sé lo que he perdido, que ha sido mucho, muchísimo e irrecuperable. ¿Qué he ganado? Conocer a gente interesante y escuchar buenas ideas. O algunas malas, muy malas o malísimas. También tengo un libro terminado, que puede que se publique el año que viene.

Ahora bien, si algún día tiene éxito el gran objetivo final con que me planteé esta gira de tres meses, es muy posible que no lo vea.

Tevere

“Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla”
Y se quedó tan tranquilo.

Herético.
Impenitente.
Pertinaz.
Obstinado.
Esos fueron sus pecados.

Le arrastraron por el Lungotevere.
Cruzaron por el Ponte Sisto.
Camino del Campo di Fiori.
El frío subía desde el río.
Se metía en los huesos.

Febrero.
La hoguera acabó con el frío.
Pero no con sus ideas.
Por herético.
Impenitente.
Pertinaz.
Y obstinado.

El Hospital como motor de innovación

Invitado por el Instituto de Investigación del Hospital Universitario 12 de Octubre, el día 20 de octubre de 2015 presenté algunas de las ideas que impulsamos desde la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos sobre I+D+i y transformación del sistema sanitario.

El resumen es simple: necesitamos utilizar la innovación social, en modelo y tecnológica para pasar de una sanidad basada en la prestación de servicios a otra centrada en la producción de valor para el paciente (y para el resto de agentes involucrados en el sistema).

La innovación no es una finalidad. Sólo es una herramienta para el progreso social.

Después de 32 años

Encontró una dirección de correo electrónico en una página de anuncios de alquiler de habitaciones para estudiantes.

– «Tiene que ser ella» pensó.

Buscó en todos los sitios donde pudiera identificarla.
Pero no había nadie que se le pareciera.
En realidad, estaba seguro.
Pero hallaba algunas excusas para no atreverse.
Decidirse a teclear y enviar un correo podía cambiar la vida.
O la memoria.
O ambas cosas.
Al final no pudo reprimirse más.
Lo hizo.
Nunca se había paralizado ante sus miedos a que alguien le cambiara la vida.
Al fin y al cabo, siempre pasa.
Incluso cuando no hacemos nada.

Dos semanas después estaban sentados en un café, frente a frente, relatándose historias compartidas.
Iban de las primeras vivencias de dos adolescentes a la edad adulta.
La universidad.
La celebración de su decimonoveno aniversario, cuando se vieron por última vez.
Hacía ya 32 años.

Los matrimonios, los hijos, las muertes y el dolor de corazón.

«I said the years had been a friend to her
And that her eyes were still as blue
But in those eyes I wasn’t sure
If I saw doubt or gratitude

She said she saw me in the record stores
And that I must be doing well
I said the audience was heavenly
But the traveling was hell

We drank a toast to innocence
We drank a toast to now
And tried to reach beyond the emptiness
But neither one knew how

We drank a toast to innocence
We drank a toast to time
Reliving in our eloquence
Another ‘Auld Lang Syne’

The beer was empty and our tongues were tired
And running out of things to say
She gave a kiss to me as I got out
And I watched her drive away

Just for a moment I was back at school
And felt that old familiar pain
And as I turned to make my way back home
The snow turned into rain»

Sin renuncia

Sales por la puerta para no volver más.
Sabes que ahora es para siempre.
Un «nunca jamás».
El tiempo corre para todo, pero siempre hacia adelante.
Y el espacio se colapsa alrededor
O se desinfla como un globo cuando se pincha.
El vacío succiona.
Parece que aspira desde el pecho, donde se nota una ausencia ansiosa.
Como el aire entre los labios al ser espirado con fuerza, y sin pericia, produce un sonido insoportable.
No es una explosión.
Es más un chillido de lamento.
Pavoroso.
Hiriente.
Desolador.
Resuena en la cabeza como un grito, a medio camino entre el dolor y la angustia.

La memoria, al contrario del tiempo, sólo va hacia atrás.
Y acelera inversamente.
Recuerda mejor lo distante.

Un niño grande

Le clarea el cabello. Por eso se lo rapa. Tiene una barba corta, entre rubia y canosa, continuación sin solución del lanugo de la cabeza.

No es más que un niño, grande, que vive escondido, por miedo, dentro de un cuerpo que va madurando.

Mira a la gente como si fueran extraños. Les observa con mirada fija, como un buho, casi sin pestañear. Y toma nota de lo que dicen y hacen. Porque tiene miedo a perderse algo, aunque no es infundado. Hay muchas cosas que se le escapan. No las entiende porque le dan pavor. Quizá porque siente miedo de si mismo.

Le gustaría controlarlo todo, pero los que le rodean no le hacen suficiente caso. Nadie. No le toman en serio. «Demasiado transparente» se dice para los adentros.

Si pudiera sería un chico malo, provocador y transgresor. Con un gin-tonic en la mano. De esos que toma en bares de dudoso gusto, cuando sale a trabajar con sus compañeros. Y sería un seductor, como Errol Flynn.

Pero sólo es un hombre de familia. Un padrazo. Aunque depende de la fase y de sus miedos. Nunca termina de tenerlo claro. Porque es un niño, grande.

XXI Congreso de la SEIQ

Se ha terminado. Después de un año de preparación, dos días de ejecución y fin. Para siempre. Nunca más volverá a ser.

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Los días 15 y 16 de Octubre de 2015 hemos celebrado en el Departamento de Cirugía de la Facultad de Medicina de la UCM el XXI Congreso de la Sociedad Española de Investigaciones Quirúrgicas. En la inauguración contamos con la presencia del Prof. Lizasoain, Vicerrector de Investigación y el Prof. Alvarez-Sala, Decanosde la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

La participación ha sido muy destacada, con 180 inscritos, 150 comunicaciones de las que 90 fueron presentaciones orales, 51 pósters y 9 vídeos. Todo ello demuestra que la I+D+i sigue siendo motivo de interés para los cirujanos. Sin embargo, lo importante ha sido la participación de muchos residentes y estudiantes. Estos últimos han aprovechado la oportunidad que brinda la SEIQ, con sus becas orientadas a fomentar la cultura científica e investigadora de los más jóvenes. No sólo han asistido a las sesiones, sino que han participado activamente.

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Los estudiantes han destacado por hacer presentaciones de gran calidad, con rigor, precisión y brillantez, incluso mayor que la de profesionales mucho más experimentados. Por ello les hemos premiado, con un premio al mejor póster y con tres premios a jóvenes investigadores. Porque en la SEIQ nos gusta reconocer y premiar el esfuerzo, la motivación y el interés por la investigación.

También hemos continuado favoreciendo la interacción de ingenieros y cirujanos, con la presencia de la Sociedad Española de Ingeniería Biomédica, cuyo secretario, el Prof. Enrique Gómez, presidió una de las mesas redondas junto con el Presidente de la SEIQ, el Prof. García-Alonso.

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Se han presentado trabajos en el más amplio espectro de la I+D+i, como los modelos quirúrgicos, el estudio de las rutas celulares, el análisis clínico de los resultados de las diversas técnicas o, incluso, el estudio del impacto de las redes sociales en las publicaciones científicas.

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Nuestro congreso ha tenido también participación internacional con conferencias y comunicaciones de Francia, Reino Unido y Portugal. Y empezó el Prof. Raul Paus, de la Universidad de Manchester, que nos ilustró sobre las aplicaciones del conocimiento del folículo pilosebáceo en la cicatrización.

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Quiero destacar, también, la conferencia del BJS impartida por la Dra. Gabriella Pittau y que nos mostró las aplicaciones de las cámaras de fluorescencia en la cirugía hepática. No sólo fue una conferencia de utilidad para los cirujanos digestivos, sino que otros especialistas detectaron posibilidades para sus pacientes.

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El año que viene el XXI Congreso se celebrará en Cáceres, organizado por el Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón. Allí nos veremos.

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Una semana TIC

La semana que está terminando ha tenido dos momentos destacados. El primero por la gran oportunidad de conocer en persona a uno de los iconos de la revolución tecnológica del siglo XX y XXI. El segundo por ser un gran paso en el ambicioso camino que iniciamos, hace poco más de 5 años, en la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos.

Para empezar, el martes 6/11 Steve Wozniak, co-fundador de Apple, participó en una Impact Talk organizada por la Impact Business School de la Universidad Europea. No voy a descubrir nada nuevo, escuchar a Wozniak no es como escuchar a Jobs. No es un visionario. Wozniak sólo quería hacer ordenadores que funcionaran. Como él mismo dijo, «Steve no sabía casi nada de ordenadores. Yo los construía y él los vendía».

También destruyó, con una única frase, el mito del «emprendimiento basado en garajes». «Ni fabricamos ordenadores ni hicimos negocios en un garaje». Con esa simple afirmación destrozaba las ilusiones románticas de todo emprendedor que se precie, ya sea en Silicon Valley o en cualquiera de los cientos los valles que han aparecido por el mundo.

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Al día siguiente, acudí a la celebración de la apertura del Fujitsu Laboratory de España en la Casa de América. Fujitsu posee laboratorios de investigación en Japón, China, UK y USA. Y por primera vez se inauguraba un nuevo laboratorio, fuera de las cuatro grandes potencias. Esta vez en España, con una sede en Pozuelo, muy cerca del Hospital Clínico. Para nosotros, se trata de una oportunidad para impulsar la innovación digital sanitaria desde aquí. Indudablemente.

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El anuncio fue hecho por María Angeles Delgado, directora general de Fujitsu España, y por el Dr.Hideyuki Saso, CEO de Fujitsu Laboratories Ltd, quien explicó la apuesta de Fujitsu por la «innovación centrada en las personas» y la alianza con la Fundación para la Investigación Biomédica del Hospital Clínico San Carlos para la transformación digital de la sanidad.

ESCP 2015

Hoy ha acabado el Congreso de la European Society of Coloproctology, que se ha celebrado en Dublín del 23 al 25 de Septiembre. Afortunadamente, tanto el contenido científico del congreso como el tiempo en Irlanda han sido muy favorables.

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Científicamente, la combinación de nuevas técnicas para el tratamiento de los tumores rectales junto con los continuos debates sobre la preparación mecánica del colon para la cirugía electiva del cáncer colorrectal y su impacto en los resultados a corto y largo plazo ha sido la adecuada para mantener la atención de una nutrida asistencia de cirujanos colorrectales de toda Europa.

Resulta interesante observar el gran empuje científico y comercial por desarrollar técnicas y dispositivos que faciliten el abordaje mínimamente invasivo y transanal a los tumores rectales. TEM/TEO y TAMIS son las grandes opciones que se debaten, con indicaciones muy dependientes de la destreza del grupo que lo usa. Y en debate continuo con la resección en «sacabocados» de la endoscopia.

Sin embargo, seguimos con las mismas barreras en cuanto a la correcta estadificación tumoral y la estratificación del riesgo de los pacientes con este tipo de tumores. Los métodos de imagen tienen limitaciones importantes a la hora de ofrecernos información sobre la afectación tumoral de los ganglios linfáticos en el cáncer de recto. Y además, los cambios postquirúrgicos también dificultan la valoración de la recidiva.

El lugar de la plataforma Da Vinci en cirugía colorrectal sigue siendo objeto de análisis con resultados consistentes: no ofrece ventajas significativas a los pacientes.

La preparación mecánica para cirugía del cáncer de colon parecía clara, pero están surgiendo estudios que la cuestionan por los peores resultados de supervivencia a largo plazo en aquellos que se omitió. ¿La causa? Se desconoce. Es una mera observación. Sin embargo, en el cáncer de recto sigue considerándose necesario realizar preparación intestinal.

Interesante fue también el debate sobre la cirugía paliativa, al final de la vida. El análisis ético y humano resultó impecable, pero con escasas pruebas de calidad que ofrecer.

Además, y entre los eventos sociales, hay que destacar el nombramiento de Steven Wexner como miembro de honor de la European Society of Coloproctology. Steven Wexner es uno de los cirujanos colorrectales más prolíficos surgidos de la escuela de Stanley Goldberg en Minneapolis.

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En resumen, puedo decir que he disfrutado del congreso y de algunas estupendas presentaciones, pero que vuelvo desilusionado porque los problemas principales no terminan de resolverse. Y ando un poco cansado de escuchar eso de «more research is needed». Por supuesto que se necesita más investigación. Pero si tu trabajo necesita más investigación es que no ha servido para responder a la hipótesis o pregunta científica que te llevó a realizarlo.

Y para empezar, o finalizar, la Hakarena, coincidiendo con el Mundial de Rugby