Ruído

No hay silencio. Nunca lo hubo.

Desde el quirófano hasta la calle, desde el latido de un monitor hasta el rumor de la sangre en las sienes, todo es ruido. Un murmullo sin pausa, una vibración que lo cubre todo. Durante años intenté aislarlo, encontrar detrás de él algo puro, esencial. Pero estaba equivocado.

El ruido no oculta la verdad. Lo es.

Cada conversación superpuesta en la sala de espera, cada respiración contenida antes de una mala noticia, cada lamento ahogado entre las paredes del hospital. Ahí está todo. La certeza de la vida no se encuentra en el vacío ni en la pausa. Está en la fricción, en la interferencia, en el choque de ondas que llamamos existencia.

Escuchar no es filtrar. Es rendirse

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