¿Qué fue de….? Las Google Glass

Parece que fue hace un siglo cuando todos hablábamos de las Google Glass en Medicina. El gadget de Google, lo último de lo último, es «the next big thing» de la que nadie habla ya casi. Y el primero Google, que parece más interesado en sus nuevos wearables (reloj). ¿Qué ha podido pasar?

1476491_555583117861387_1746468396_n

El primer problema está en los usuarios. Hay que tener mucho aguante, ser muy geek, o ambas cosas para soportar la mofa generalizada que se organiza cuando entras a cualquier sitio con las gafas en cuestión. Por mucho que todos quieran probarlas, lo primero es apuntarte con el dedo y reírse. Así no hay quien consiga un producto de consumo masivo.

Por otro lado, Google no ha ayudado mucho manteniendo un perfil bajo en el proyecto. Se ha implicado poco (¿problemas de patentes? ¿problemas con la tecnología?). Ha trasladado toda iniciativa a los desarrolladores que, como buenos emprendedores, fracasan mucho. Y rápido.

Sin título

Y si hablamos de la aplicación específica a medicina, sólo tienes que juntar emprendedores que no hacen los deberes, médicos que no representan al común de los profesionales y sistemas de historia clínica electrónica cerrados y el fiasco alcanza proporciones épicas.

En resumen, Google Glass es una idea adelantada a su tiempo. Habrá que esperar.

Las 10 barreras para la innovación en el sistema sanitario

Seguro que creará controversia, pero es necesario debatir.

A continuación voy a enumerar las barreras que considero más importantes cuando se intenta abordar la innovación dentro del sistema sanitario:

1. Educación universitaria alejada de la realidad: seguimos sin definir y acordar el «producto» que queremos obtener después de la formación universitaria. Por eso ni los estudiantes ni los profesores estamos contentos.

2. Modelo de selección e incorporación de profesionales al sistema: la mayoría, y repito, la mayoría, nos solemos quedar donde nos hemos formado. O en sus alrededores. Repetimos hasta la jubilación los mismos modelos que nos metieron en la cabeza durante la residencia.

3. Modelo autocomplaciente de ejercicio profesional: todos estamos absolutamente seguros de que lo que hacemos lo hacemos bien y es lo correcto. Y para medirlo utilizamos nuestra opinión. O preguntamos a los pacientes que, en un clarísimo ejemplo de síndrome de Estocolmo, nos dicen en las encuestas que lo que hacemos está bien o muy bien.

4. Falta de visión de los políticos: no es por utilizar el recurso fácil de atacar a los políticos para hacerles responsables de todo, pero sus «agendas» electorales y su conservadurismo político son, por definición, una barrera insuperable.

5. Falta de visión de los líderes profesionales: muchos siguen anclados a modelos de éxito pero del pasado. Al fin y al cabo, llegaron donde están con esas propuestas.

6. Indefinición del modelo de retorno de valor a los profesionales innovadores: el que más se esfuerza no es quien mas recibe. Los incentivos pueden llegar a ser perversos.

7. Desprecio a los innovadores por parte de superiores y pares: los que son distintos siempre son una amenaza.

8. Ausencia de modelo de incorporación de la innovación a la práctica: es imposible articular un modelo de incorporación de la innovación porque no conocemos el destino al que nos dirigimos.

9. Sistema de salud hipertrofiado de Conocimiento: comparativamente con el tejido industrial nacional, el SNS tiene mayor capacidad de producir resultados de impacto potencial que ellos de absorberlos.

10. Gestión basada en medir de manera imprecisa los resultados equivocados: es más fácil medir días de estancia, procedimientos y camas disponibles en los hospitales, o consultas en primaria, que el estado de salud de la población.