¿Qué fue de….? Las Google Glass

Parece que fue hace un siglo cuando todos hablábamos de las Google Glass en Medicina. El gadget de Google, lo último de lo último, es «the next big thing» de la que nadie habla ya casi. Y el primero Google, que parece más interesado en sus nuevos wearables (reloj). ¿Qué ha podido pasar?

1476491_555583117861387_1746468396_n

El primer problema está en los usuarios. Hay que tener mucho aguante, ser muy geek, o ambas cosas para soportar la mofa generalizada que se organiza cuando entras a cualquier sitio con las gafas en cuestión. Por mucho que todos quieran probarlas, lo primero es apuntarte con el dedo y reírse. Así no hay quien consiga un producto de consumo masivo.

Por otro lado, Google no ha ayudado mucho manteniendo un perfil bajo en el proyecto. Se ha implicado poco (¿problemas de patentes? ¿problemas con la tecnología?). Ha trasladado toda iniciativa a los desarrolladores que, como buenos emprendedores, fracasan mucho. Y rápido.

Sin título

Y si hablamos de la aplicación específica a medicina, sólo tienes que juntar emprendedores que no hacen los deberes, médicos que no representan al común de los profesionales y sistemas de historia clínica electrónica cerrados y el fiasco alcanza proporciones épicas.

En resumen, Google Glass es una idea adelantada a su tiempo. Habrá que esperar.

Cómo salvar una vida

Te sientas y miras al infinito.
Les dices que se ha muerto.
Lo sientes.
Pero se ha muerto.
Sí.
Les estás mirando, pero ves a través de ellos.
No lo creen.
No lo quieren creer.

¿Cómo ha podido ser?
¿Dónde me confundí?
¿Qué hice mal?

Me quedaría toda la noche despierto si a la mañana siguiente supiera como salvar una vida.

Ellos piensan que deberías haberlo hecho mejor.
Que la muerte es tu culpa.
Que alguien tiene que ser culpable.
Que no pararán hasta que hagan contigo lo que ellos te atribuyen.
Para ellos eres un asesino.

Pero sigo vivo.
Hay que continuar.
Un nuevo paciente.
Una nueva historia.
Un éxito o un fracaso.
Esta es la vida que he elegido vivir.
Duermo y sueño.

Pero me quedaría toda la noche despierto si a la mañana siguiente supiera cómo salvar una vida.

Al amigo a quien no pude ayudar

Escrito en Diciembre de 2005

Otra vez me está pasando.

Sabes a lo que me refiero, eso que se me pone aquí, en el pecho, y que no, que no es un infarto.

Cuando me pasa, tú, que nos dejaste, y yo, que sigo aquí, sabemos por lo que es.

Otra vez, que todas las armas no sirven para nada. Y como aquel día en la habitación del Clínico, sólo nos quedan las palabras.

Recuerdo nuestra charla sobre el cielo que se ve desde el Pabellón Oncológico. Desde esas habitaciones el cielo de la sierra de Madrid es el horizonte del fracaso o de la liberación. Según se mire.

¿Recuerdas con que pasión hablamos del desierto? ¿Cuánto estuvimos? ¿Dos, tres horas? Hablamos de lo impresionante del cielo nocturno sobre el Sahara. Pero ni tú ni yo habíamos estado nunca allí. Y los dos sabíamos que nos estábamos engañando.

Luego cerraste los ojos y ya no volvimos a dirigirnos nunca más la palabra.

Pues siento esa angustia otra vez.