A nuestra especie, en general, los números no la entretienen. No nos llaman la atención. Con algunas excepciones, nos gusta más una novela, una película o Twitter que una tabla de excel. Los números no nos emocionan tanto como para arrastrarnos a aventuras irracionales.
Y eso lo vivimos día a día.
Vamos creando el futuro así, yendo de la pesadilla al sueño. Porque los sueños no son sólo sueños. También son un plan para conseguir resultados en el futuro.
Los líderes, todos, en cualquier campo de actividad, articulan los relatos de esos sueños a lo largo de tres líneas maestras:
- El miedo
- La envidia
- La mentira
Primero se construye un escenario de crisis, de malestar, de incertidumbre que pone en peligro nuestra salud, o el bienestar, o la misma existencia. A continuación, se cotillea sobre lo que están haciendo otros, a una cierta distancia, sin entrar en los detalles, sin darnos el contexto.
Los expertos ahora lo llaman «benchmarking».
Finalmente, se formula una gran mentira, una fantasia, se crea una bonita irrealidad que promete más y mejor de cualquier cosa que deseemos.
Y partiendo de esa ruta, desde el miedo a la fantasia, el líder inicia el viaje del héroe.
Eso se lleva repitiendo miles de años. Así que debe funcionar.