Nota del autor: no empezar a leer hasta que Gustavo Dudamel de entrada al primer instrumento»
La suave piel.
Entre besos.
Mágicos.
Ardientes.
Apasionados.
Su cuerpo.
Los brazos enredados.
Una mancha de café, con leche.
Su mirada lanceada.
La transgresión.
El brillo de las pupilas.
Acuosas.
La fusión.
Un universo.
Entre muslos, las caderas y su cintura.
El infinito.
En expansión.
Abrasado.
Llega el deseo.
La desesperación.
Inexplicable.
Inenarrable.
La perdición.
El miedo.
Contenido.
Al separarse.
Desaparezco.
Me hundo.
Hasta el alma.
En la pasión.
Sólo el alma es tuya cuando la has entregado. Entonces todo es cierto.