Gozan dejando caer sus lágrimas, como gotas en la lluvia, sin poder distinguir las reales de las falsas.
Cuando sus amigos sufren, las plañideras se reúnen alrededor de la hoguera. Porque son profesionales.
Y con indignada aflicción exprimen sus lagrimales para ser quien más llora.
Los seres humanos podemos sentir un dolor sintético. Y orgasmos fingidos. E indignarnos artificialmente. Y llorar lágrimas de agua y sal. Como mares. Como océanos.
Pero si realmente lo sintieran, no seguirían derramando sus lágrimas en el charco.