Mi primer contacto con una universidad norteamericana se remonta a 1994, hace ya más de 20 años. Entonces era residente de cirugía general y digestiva en el Hospital Clínico San Carlos y me concedieron una rotación por el Departamento de Cirugía del Hospital Beth Israel de Boston (antes de su fusión con el New England Deaconess), uno de los buques insignia de la Facultad de Medicina de Harvard. Luego, a principios de 1996 me fui a Boston con una Beca de Ampliación de Estudios del FIS. Esta vez como «research fellow in surgery» de la Harvard Medical School en el Departamento de Cirugía del Beth Israel Deaconess Medical Center.
Desde entonces, mi contacto con las facultades de medicina norteamericanas ha sido constante. Esto culminó en 2012, cuando mi condición de co-director del consorcio Madrid-MIT MVision me permitió disfrutar, intelectual y profesionalmente, de mi afiliación al MIT.
Desde luego que hay muchas diferencias entre las universidades norteamericanas y las españolas. Sin duda. Desde la financiación a la disponibilidad de recursos, del acceso de los estudiantes a la selección del profesorado. Pero si tengo que elegir las 10 características que influyen más para diferenciar a Harvard y, especialmente, al MIT del resto diría que son:
1. Red social muy conectada
2. Confianza intra e interpersonal
3. Responsabilidad (individual y colectiva)
4. Espíritu de pertenencia
5. Transparencia
6. Capacidad de pensamiento crítico (individual y colectiva)
7. Disponibilidad y Accesibilidad («de» y «a» los más influyentes)
8. Capacidad de hacer pública y difundir su visión
9. Sentimiento de transcendencia
10. Necesidad de traducir conocimiento en impacto social
Un ejemplo de una forma muy peculiar de tratar un problema grave, al estilo MIT
Espectacular el video del estudiante de MIT.
Sobre los 10 puntos…. Como medico de familia, y trabajando tanto en UK como en España a temporadas (pasé 8 años íntegros en el NHS) los 10 puntos son aplicables todos ellos a la sensación que tienen muchos General Practitioners ingleses (me incluyo cuando trabajo allí). Pero ese sentimiento desaparece casi por completo cuando trabajo para la seguridad social.
Me encantaría que cambiaran muchas cosas pero soy muy escéptico con las posibilidades. El sistema mismo, las formas de contratación, interacción entre compañeros y competitividad mal encauzada, ausencia de incentivos reales a el buen hacer y un sin fin de cosas más generan el «burn out» que presentamos muchísimos españoles en cualquier campo profesional.
Un saludo y gracias por la lectura y el video!
Muchas gracias Antonio por aportar tu punto de vista