Ecosistemas de innovación: el sitio de los irreverentes

Estoy convencido de que no se pueda pedir a los ecosistemas de innovación que generen puestos de trabajo inmediatamente. El objetivo de un ecosistema de innovación no es rendir resultados inmediatos.

Crear un ecosistema innovador, en Boston o en Madrid, lleva décadas. Sí, es difícil incluso en una ciudad como Boston, hogar del MIT, una institución aparentemente innovadora desde España, pero vista como escasamente innovadora en USA, comparada con Stanford y Silicon Valley.

De hecho, el Presidente del Massachusetts Institute of Technology, Rafael Reif, ha encargado a Fiona Murray y a Vladimir Bulovic que lideren el diseño y desarrollo de la estrategia de innovación del MIT, incluso más allá de Boston.

Ese espíritu, el del ecosistema de innovación, el de la rede social para la transformación, ha dirigido los pasos del consorcio MVision entre el MIT y la Comunidad de Madrid.

Para mi está claro. Los cambios de corto alcance no son suficientes. Necesitamos cambiar los valores y la visión. Necesitamos conexiones fuertes entre líderes formales e informales, que protejan y refuercen el talento que hay detrás de los que piensan de una manera diferente.

Debemos olvidarnos de criticar a los que se salen de «lo normal». Tenemos que ayudar a los que atraviesan fronteras del conocimiento y abandonan la confortable seguridad de su especialidad para convertirse en «ignorantes generalistas» en otra.

Las 10 características que tiene una universidad innovadora

Mi primer contacto con una universidad norteamericana se remonta a 1994, hace ya más de 20 años. Entonces era residente de cirugía general y digestiva en el Hospital Clínico San Carlos y me concedieron una rotación por el Departamento de Cirugía del Hospital Beth Israel de Boston (antes de su fusión con el New England Deaconess), uno de los buques insignia de la Facultad de Medicina de Harvard. Luego, a principios de 1996 me fui a Boston con una Beca de Ampliación de Estudios del FIS. Esta vez como «research fellow in surgery» de la Harvard Medical School en el Departamento de Cirugía del Beth Israel Deaconess Medical Center.

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Desde entonces, mi contacto con las facultades de medicina norteamericanas ha sido constante. Esto culminó en 2012, cuando mi condición de co-director del consorcio Madrid-MIT MVision me permitió disfrutar, intelectual y profesionalmente, de mi afiliación al MIT.

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Desde luego que hay muchas diferencias entre las universidades norteamericanas y las españolas. Sin duda. Desde la financiación a la disponibilidad de recursos, del acceso de los estudiantes a la selección del profesorado. Pero si tengo que elegir las 10 características que influyen más para diferenciar a Harvard y, especialmente, al MIT del resto diría que son:

1. Red social muy conectada
2. Confianza intra e interpersonal
3. Responsabilidad (individual y colectiva)
4. Espíritu de pertenencia
5. Transparencia
6. Capacidad de pensamiento crítico (individual y colectiva)
7. Disponibilidad y Accesibilidad («de» y «a» los más influyentes)
8. Capacidad de hacer pública y difundir su visión
9. Sentimiento de transcendencia
10. Necesidad de traducir conocimiento en impacto social

Un ejemplo de una forma muy peculiar de tratar un problema grave, al estilo MIT

Big Data y Medicina 5P

Con el término Big Data se denomina a las grandes colecciones de datos digitalizados que por su tamaño y complejidad no se pueden procesar con las herramientas tradicionales.

Aún con el desarrollo tecnológico actual, estas grandes bases representan problemas de gestión, tanto por la manera en que se capturan los mismos, como por los requerimientos para su búsqueda, almacenamiento, análisis y visualización, con el fin de que sean de utilidad.

La explotación de la Big Data tiene usos potenciales de gran valor; con las herramientas de minería de datos adecuadas sería posible identificar patrones y marcadores de comportamiento individual y colectivo, así como verificar los resultados de una actividad en contextos reales, no experimentales, como se ha hecho en el marketing, por ejemplo.

Dada la importancia social y la cantidad de datos que se generan en la atención sanitaria, ésta es una de las áreas con mayor potencial en esta nueva línea de las TICS. Tanto los pacientes como los financiadores, los proveedores de servicios sanitarios y los profesionales generamos gran cantidad de datos. Su explotación, por analogía con otros sectores, nos trae la promesa futura de conseguir una medicina personalizada, predictiva, preventiva y participativa (Medicina 4P). Aunque, personalmente, creo que es obligatorio incluir una quinta P: Poblacional (para toda la población).

Los resultados del uso de la Big Data sanitaria no serán ni inmediatos ni siempre beneficiosos. La complejidad es grande y los retos de su utilización son:

1. Extraer conocimiento de fuentes heterogéneas y complejas, a veces no estructuradas.

2. Comprender notas clínicas no estructuras en su contexto correcto.

3. Gestionar adecuadamente gran cantidad de datos de imagen clínica y extraer información útil para generar biomarcadores.

4. Analizar los múltiples niveles de complejidad que van desde los datos genómicos hasta los sociales.

5. Capturar los datos de comportamiento de los pacientes, a través de distintos sensores , con sus implicaciones sociales y de comunicación.

6. Evitar los problemas de privacidad y “profiling” que pueden generar riesgos para los individuos.

Un ejemplo de basa de datos abierta para uso secundario (investigación), a partir de los datos de pacientes ingresados en la UCI del Beth Israel Deaconess Medical Center, en colaboración con el Massachusetts Institute of Technology, cuyo director es Leo Celi, es MIMIC II
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Tenemos que afrontar esos retos y dedicar esfuerzos a gestionarlos desde los niveles político, tecnológico y sanitario. Mientras, habrá que ir desarrollando nuevos marcos y sistemas de referencia que faciliten trabajar en las tres grandes fuentes de Big Data sanitaria para el éxito de una Medicina 5P: 1. Historia Clínica e Imagen Médica 2. Redes sociales y sensores 3. Las “ómicas” (genómica, transcriptómica, epigenómica, proteomica, metabolomica, microbiomica, exposómica y «socialómica»).

El médico conectado

Nueva versión de la Tribuna publicada en la versión en papel de Diario Médico

Hace ahora nueve años, Diario Médico, a través de Rosalía Sierra y Alain Ochoa, me propuso iniciar un “blog” en su plataforma. No sabía muy bien ni qué era un blog ni qué implicaciones tendría eso para mi, personal y profesionalmente. Pero acepté y el 17 de Octubre de 2005 apareció la primera entrada de “Panorama desde el Puente”. Más tarde abrí otros dos más (“Si es difícil es que lo estás haciendo mal” y “El blog de Julio Mayol”). En ellos contaba historias o reflexionaba sobre la realidad sanitaria

Personalmente, fue una gran experiencia. Profesionalmente, me sirvió para contactar con personas de diferentes ámbitos, incluidos algunos de mis pacientes o sus familiares, a las que no hubiera conocido sin ese nuevo vehículo de comunicación. Poco a poco, la llamada “web 2.0” me fue conectando con el gran universo que existía más allá de mi Unidad, mi Servicio y mi Hospital. Hasta que en 2009, desde Diario Médico me volvieron a proponer “twittear” una intervención quirúrgica. Mucho antes de que se retransmitieran cirugías con Google Glass, llevamos a cabo procedimientos quirúrgicos que eran comunicados en tiempo real.

El mundo se ampliaba y poco tiempo después, junto con el Dr. Otero de Pablos, entonces estudiante de Medicina y ahora residente de Cirugía en el Hospital Clínico San Carlos, nos propusimos crear una plataforma para favorecer el intercambio de información entre profesionales sanitarios, independiente de su nivel formativo. Así nació MED&LEARN, en Facebook. La página cuenta con unos 2000 miembros, en la que participan como en una sesión clínica continua.

Ahora mi vida digital se compone, además de los antiguos blogs, de un sitio propio en internet (www.juliomayol.com) de Twitter (@juliomayol, 10.323 seguidores), LinkedIn (2284 conexiones) y Facebook (849 amigos). Los tres son canales de comunicación de uso diario en los que entremezclo lo profesional con lo personal. No puedo molestarme porque se me considere un profesional sanitario hiperconectado.

Cuando dimos los primeros pasos para la creación la Unidad de Innovación del Instituto de Investigación Sanitaria San Carlos (IdISSC), como parte de la red ITEMAS del ISCIII, percibimos que la capacidad de conectar podría ayudarnos en el apoyo y difusión de la innovación, tanto dentro como fuera del Hospital Clínico San Carlos. Y lo cierto es que hemos profundizado en esa idea, no sólo por la cantidad de conexión sino por el análisis de los datos y la generación de conocimiento, productos y servicios derivados de la misma. Así, mediante Lynguo, la herramienta del Instituto de Ingeniería de Conocimiento de la Universidad Autónoma de Madrid, hemos explorado las redes sociales para conocer, de manera no invasiva, la opinión de los usuarios en materias sanitarias variadas, incluida la innovación. Esto nos ha ofrecido una ventaja competitiva al permitirnos entender qué es lo que los ciudadanos buscan en nosotros y cuál es su opinión frente a nuestros competidores.

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Además, la Unidad de Innovación se ha conectado, a través de nuestra área digital Smart Health (www.shealth.eu), al liderazgo internacional que impulsa la transformación de los sistemas sanitarios. Tenemos un triple objetivo: innovación en modelo, innovación tecnológica e innovación social.

La palanca digital es nuestra herramienta para perseguir una evolución de un sistema sanitario kantiano, basado en principios, a otro híbrido, entre “kantiano” y “consecuencialista”, centrado en el valor para los pacientes. Para ello, buscamos utilizar los datos generados por un mundo digital conectado y definir el “valor” para los ciudadanos a través de los resultados (valor = (beneficio para la salud-efectos adversos) x calidad percibida sobre la propia salud/ recursos empleados). Este cambio de modelo es imposible sin profundos cambios tecnológicos en los sistemas de información, en la demanda de inteligencia de negocio por parte de todos los actores del sistema sanitario y en el progreso de una sociedad digital.

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En resumen, hemos hecho de la hiperconexión nuestra propuesta de valor. Por ello, nuestras alianzas y colaboraciones con consorcios internacionales como Madrid-MIT MVision, con empresas nacionales y multinacionales en el sector TIC, como Medianet o SATEC, y con empresas de conocimiento, como Better Value Healthcare en Oxford, han ido conformando nuestra manera de impulsar la transformación sanitaria y nos han colocado en una posición privilegiada para contribuir a la creación del sistema de salud digital del futuro.

¿Blogosfera o Pacientesfera?

¿Os acordáis del I Congreso de la Blogosfera Sanitaria, que se celebró en una iglesia reconvertida en salón de actos del Instituto de Salud Carlos III? Luego hubo un II CBS.

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Y a la velocidad propia de estas cosas, la «blogosfera» expiró. Eramos unos años más jóvenes. No muchos. Unos cuantos. Ahora somos unos años menos jóvenes. No muchos. Pero, ¿hemos cambiado? Para mí que no.

Afortunadamente, no notamos el movimiento porque vamos subidos en el carro. Eso hace que no nos mareemos. Mientras, sigo esperando que llegue la «pacientesfera»

¿Qué fue de….? Las Google Glass

Parece que fue hace un siglo cuando todos hablábamos de las Google Glass en Medicina. El gadget de Google, lo último de lo último, es «the next big thing» de la que nadie habla ya casi. Y el primero Google, que parece más interesado en sus nuevos wearables (reloj). ¿Qué ha podido pasar?

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El primer problema está en los usuarios. Hay que tener mucho aguante, ser muy geek, o ambas cosas para soportar la mofa generalizada que se organiza cuando entras a cualquier sitio con las gafas en cuestión. Por mucho que todos quieran probarlas, lo primero es apuntarte con el dedo y reírse. Así no hay quien consiga un producto de consumo masivo.

Por otro lado, Google no ha ayudado mucho manteniendo un perfil bajo en el proyecto. Se ha implicado poco (¿problemas de patentes? ¿problemas con la tecnología?). Ha trasladado toda iniciativa a los desarrolladores que, como buenos emprendedores, fracasan mucho. Y rápido.

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Y si hablamos de la aplicación específica a medicina, sólo tienes que juntar emprendedores que no hacen los deberes, médicos que no representan al común de los profesionales y sistemas de historia clínica electrónica cerrados y el fiasco alcanza proporciones épicas.

En resumen, Google Glass es una idea adelantada a su tiempo. Habrá que esperar.

Megatendencias en tecnologías sanitarias

A primeros de Octubre de 2014 nos reunimos en Seattle para asistir al encuentro sobre innovación en tecnología sanitaria, en un evento organizado por la IEEE EMBS. Simultáneamente, disfrutamos del trabajo del grupo sanitario de IDEO, en eso que se llama «design thinking»

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Durante tres días, analizamos la situación actual de la tecnología sanitaria, especialmente en lo que se refiere al point-of-care, con la participación del NIH.

Después de reuniones en grupos focales, que incluían investigadores de las principales universidades norteamericanas, conseguimos definir las «megatendencias» para 2015 en innovación tecnológica. Y aquí las tienen.

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El impacto de lo social en nuestra salud

Por mucho que nos empeñemos en «personalizar», los seres humanos somos animales sociales. Por mucho que nos empeñemos en la Medicina 4P, la Medicina debería ser 5P, porque lo «poblacional» es esencial para comprender nuestra forma de estar en el mundo, en la salud y en la enfermedad.

Algunos, como Nicholas Christakis, se han dedicado a estudiar las redes sociales en su más amplio sentido. Sí, existen redes sociales mucho antes de que aparecieran Facebook o Twitter. Cierto es que también son redes sociales y también pueden influir en nosotros.

Y además pueden servir para predecir epidemias. Se trata de una forma de entender los grupos sociales como seres vivos, a los que se puede estudiar, diagnosticar y, eventualmente, tratar.

Los cinco proyectos para 2015

Seguro que luego salen más, pero los proyectos principales que quiero abordar en 2015 son:

1. Cirugía Guiada por Imagen y Mínima Invasión: el reto es entender las capacidades y el potencial de grupos de distintas especialidades, en hospitales distintos, con culturas distintas, para construir un proyecto global de I+D+i con impacto nacional e internacional.

2. Inteligencia Artificial: utilizando bases de datos heterogéneas, estructuradas y no estructuradas, pretendemos el uso secundario de «big data» para conseguir estratificar riesgos y predecir el desarrollo de enfermedades que suponen la mayor carga en nuestro país, intentando entender como la inflamación es la mayor causa de discapacidad en los países occidentales.

3. MVision 2.0: Después de los primeros cinco años del consorcio Madrid-MIT MVision, ha llegado el momento de construir la segunda fase del proyecto

4. Sistemas de navegación en cirugía abdominal: mediante hibridación de imagen y BPM intentaremos crear sistemas de guiado de procedimientos en cirugía abierta y laparoscópica, con ayuda a la toma de decisiones técnicas.

5. Sistemas de información para apoyo a la toma de decisiones para pacientes y cirujanos ante la disfunción de suelo pélvico y la incontinencia.

Validez de la evidencia y cirugía robótica

La aparición de la plataforma Da Vinci para realizar cirugía asistida por ordenador trajo consigo mucho interés (asistida por ordenador, no robótica). Y grandes promesas.

De una parte, funcionó la fascinación por la tecnología que los cirujanos tenemos. Por otra, una gran labor de marketing por parte de la compañía Intuitive Surgical.

Lo cierto es que los resultados no han terminado siendo lo que se esperaba. Aquí se pueden leer los resultados de la revisión sistemática que publicamos en Annals of Surgery en 2010 para la cirugía abdominal.

Zek Emmanuel escribió en 2011 en el New York Times que el Da Vinci era una «fake innovation»

De nuevo surge el problema de la ciencia reproducible y la «validez» de la evidencia sobre la que tomamos nuestras decisiones clínicas. Por eso traigo una conferencia del «campeón» del pensamiento crítico sobre la investigación clínica actual, John Ioannidis.